Somos islas y, sobre todo, somos sol, mar y viento. Somos el mejor clima del mundo en los parajes naturales más idílicos. Ahí ha estado siempre la clave del éxito de Canarias y de su posicionamiento como uno de los principales destinos turísticos del planeta. Sin embargo, ¿por qué aún no somos líderes en sostenibilidad y energías limpias?

La pandemia lo ha cambiado todo. Ahora tenemos en nuestras manos el reto de reconstruir un Archipiélago duramente castigado. Necesitamos un plan que garantice la recuperación de una Canarias turística y sostenible en este nuevo escenario económico y sanitario. Y tenemos la oportunidad, única, de aprovechar este contexto de incertidumbre y bloqueo, planteando una nueva estrategia de futuro en la que debemos añadir dos nuevos términos a la exitosa ecuación turística del pasado: la transición ecológica y la transformación digital.

El Plan Nacional de Energía y Clima 2021-30 sitúa a la ciudadanía en el centro de la Transición Energética. Y la Unión Europea establece que los Estados miembros deben garantizar a los consumidores el derecho a producir, consumir, almacenar y vender su propia energía renovable. Y así surgen las Comunidades Energéticas Locales, desde la necesidad de crear una nueva forma de organizar y gobernar los sistemas energéticos, haciendo responsables a los ciudadanos de toda la cadena de producción de la energía. Desde la producción hasta el punto de consumo.
 

Plan Nacional

 

Las Comunidades Energéticas Locales -principalmente en los Polígonos Industriales, que son grandes consumidores de energía- se convierten, de este modo, en la pieza fundamental, y en el punto de partida, de la transición ecológica del entorno, proporcionando beneficios medioambientales, económicos o sociales a sus socios o miembros y a las zonas locales donde operan.

El siguiente paso, y el gran reto a lograr en un corto plazo de tiempo, es disponer de esa significativa inversión que permite poner en marcha el proceso de transición energética. Y desde luego que la financiación bancaria tradicional será una palanca clave en la financiación inicial del proyecto de inversión por la Comunidad Energética Industrial, al menos en el importe estimable de las subvenciones a percibir (se confía en que se obtengan por el 40% estimado de la inversión).

Pero también existe otra palanca financiera válida y complementaria a la financiación bancaria: la reserva para inversiones en Canarias. La RIC podría ser esa gran aliada que permita financiar el resto de la inversión, proporcionando, al mismo tiempo, importantes ganancias financieras a aquellos contribuyentes que se acogieron a este incentivo fiscal en los cinco años anteriores a 2021 o a los que lo harán este mismo año.

Es una atractiva opción que, este año especialmente, está en las manos de muchos empresarios y profesionales canarios. Todos ellos tienen la oportunidad de hacer algo grande por Canarias estos meses de junio y julio, dotando RIC en sus declaraciones fiscales, o invirtiendo las reservas pendientes antes del 31 de diciembre de este año. Porque dotar RIC, y materializarla posteriormente en los sectores estratégicos del Archipiélago, es invertir en el presente y futuro de los canarios.
 

Polígono de Arinaga Gran Canaria

Polígono de Arinaga Gran Canaria

Y en toda estrategia es capital rodearse de buenos aliados, porque, ahora más que nunca, la unión hace la fuerza. Así, las nuevas entidades de inversión colectiva de la RIC, supervisadas por el Gobierno de Canarias y la AEAT, ofrecen a empresas y profesionales que no cuentan con un proyecto privado propio donde materializar sus dotaciones a la RIC, la posibilidad de hacerlo de manera colectiva en otros proyectos de inversión privados que son susceptibles de financiarse con la reserva de inversiones canaria.

De este modo, las Comunidades Energéticas Locales de los Polígonos Industriales se pueden constituir en uno de los principales pilares, a partir de este 2021, de una economía más sostenible en Canarias. 

El futuro de nuestras Islas, de nuestro sector turístico y de nuestra sociedad, depende de ello. La lucha no es solo por una transición energética justa, sino por una sociedad equilibrada y sostenible a perpetuidad.

 

*Enrique Guerra es abogado fiscalista director general de RIC PrivateEquity