En el Antiguo Régimen los políticos corruptos hacían ostentación de su riqueza. Algunos todavía siguen haciéndolo. Uno de los más ávidos recaudadores de lo público fue el famoso Duque de Lerma, que reformó el pueblo que lleva su nombre (en Burgos) y en la Plaza se construyó una inmensa mansión que sabiamente ha sido reconvertida en Parador de Turismo. De hecho, en uno de los más grandes. El patio con columnas merece una visita. El valido de su Majestad Felipe III había recibido la villa como una donación personal del Rey.

El Parador ha aprovechado la celebración en varias sedes locales de la exposición Angeli, que forma parte de Las Edades del Hombre, para hacer ofertas que incluyen entradas, igual que una veintena de restaurantes locales con sus menús de morcilla y cordero. Es lo que la gente de marketing llama una propuesta de venta única. Único y sencillo.

La relativa proximidad a Madrid, 200 kilómetros por autovía, es una ventaja puesto que la excursión se puede hacer en el día, pero también un inconveniente puesto que no hay necesidad de pernoctar, a no ser, lo que es muy recomendable, que se amplíe la excursión a lugares vecinos de gran interés como Covarrubias, con su colegiata gótica llena de sepulturas reales; Salas de los Infantes; y Silos, con su Monasterio de Santo Domingo, de fama nacional especialmente por su divino claustro de dos pisos, de estilo románico benedictino y realizado en siglo XI, al que acuden numerosos turistas nacionales.

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Monasterio de Santo Domingo de Silos

Los adictos al enoturismo pueden disfrutar del vino local de la Denominación de Origen Arlanza e incluso bajar a alguna de las bodegas subterráneas no solo para degustar una cata, sino para recordar al hijo más famoso de la localidad: el Cura Merino, que usaba el complejo conjunto de galerías subterráneas para, en buena técnica guerrillera, volver locos a los ‘gabachos’ napoleónicos, apareciendo y desapareciendo tras haber hecho alguna de sus famosas trastadas. La tradición del cura trabucaire, que se inicia entonces, ha permanecido viva en varios lugares de España hasta nuestros días.

Lerma tiene, además de un pequeño barrio medieval, el conjunto urbano mejor conservado del siglo XVII, con monasterios hospital, Colegiata y molino.

Las Edades del Hombre van por su vigésimo cuarta edición desde que se iniciaran hace 31 años y han sido visitadas por 11 millones de personas. Gracias a esta serie de exposiciones realizadas a lo ancho de Castilla y León, se ha puesto en valor el inmenso patrimonio religioso de la comunidad, se ha procedido a la restauración de numerosas piezas y se han dado a conocer diferentes pueblos y villas de la región.

En la exposición actual, Angeli, se puede apreciar un cierto cansancio por el continuado esfuerzo, escasean las obras maestras -alguna hay-, por lo que la atención se centra más en el conjunto.

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Monasterio de Santa María de Valbuena, sede de Las Edades de los Hombres | Foto: lasedades.es

La idea de centrar una exposición en la figura de los ángeles es magnífica. Siempre ha habido un ángel desde la expulsión de Adán y Eva del Paraíso merodeando por la escena. Suelen ser mensajeros, piensen en la Virgen María, o guerreros en pelea con el hermano caído, al que llamamos demonio. De hecho, ángeles hay en muchas culturas, pero los de la exposición son católicos y varones, dando por finalizada la discusión sobre el inexistente sexo de los mismos.

Hay tres sedes, pero en la primera solo se proyecta un audiovisual plenamente prescindible.

En las otras dos se mezcla pintura y escultura. La primera es de escaso interés, a pesar de incluir un Greco -de Illescas- y el precioso tríptico flamenco de la capilla del Condestable en la Catedral de Burgos. La segunda, sin embargo, es lo que realmente nos convence de que el viaje ha merecido la pena. Muchas de ellas son de tamaño natural y suelen estar colocadas en la Iglesias a una altura que dificulta la visión. Alguna, como la de San Miguel Arcángel pisando al diablo, es espectacular. Fue realizada hacia 1748 por Luis Salvador Carmona y está en la Iglesia de Bergara, en Guipúzcoa, una excepción a la norma sobre la procedencia de las obras claramente justificada.

Como es lógico hay bastantes piezas de Gregorio Fernández, realizadas a comienzos del siglo XVII y bien conservadas o restauradas.

En algunas culturas sigue viva la creencia en el Ángel de la Guardia. Sería conveniente hacer promoción de esta interesante exposición en los lugares correspondientes, para que les pongan cara y escojan al suyo, porque al terminar los volverán a colocar en lugares poco accesibles para el ojo humano.