Meliá Hotels International ha dado un paso destacado en materia de integración social al incorporar a 46 jóvenes migrantes extutelados en uno de sus hoteles de Canarias. La compañía se ha convertido así en la primera del sector en adherirse al programa Urdimbre, impulsado por el Gobierno canario para ofrecer formación, empleo y alojamiento a quienes llegaron al archipiélago siendo menores y, al cumplir la mayoría de edad, tuvieron que abandonar los centros de acogida.

La hotelera mallorquina firmó su adhesión al programa el pasado septiembre, un acuerdo que —según destaca Meliá— “transforma vidas y fortalece el sector turístico en Canarias”. El proyecto ha sido destacado recientemente por el propio Gabriel Escarrer, presidente y CEO de la compañía, quien ha resaltado la iniciativa al considerarla “la mejor forma de integración posible”.

Los jóvenes contratados se han incorporado inicialmente al hotel Paradisus Fuerteventura, ocupando puestos en cocina, sala, limpieza y mantenimiento, además de un grupo de camareros de piso que recibirá formación específica. Todos disponen de alojamiento en el propio establecimiento, una medida que pretende acompañarles en su transición hacia la vida adulta, especialmente ante la ausencia de referentes familiares.

Meliá prevé integrar progresivamente a más participantes del programa Urdimbre en otros hoteles de la compañía en las islas y confía en que más empresas del sector sigan este camino. Escarrer destaca que muchos de los jóvenes cuentan con historias personales complejas, pero muestran “un excepcional grado de compromiso y satisfacción en su trabajo”, lo que refuerza la apuesta de la compañía por un modelo de “turismo responsable y sostenible”.

La iniciativa, además de su dimensión social, responde a una necesidad estructural del sector turístico, que afronta dificultades crecientes para encontrar talento cualificado y disponible. La compañía considera que el programa constituye una “solución virtuosa” que beneficia tanto a los jóvenes como al tejido empresarial del archipiélago.

Escarrer afirma sentirse “muy orgulloso” del proyecto y de la evolución de los jóvenes contratados. Asegura que su experiencia en el Paradisus Fuerteventura “les abrirá un gran futuro profesional” y defiende que los hoteles pueden ser, además de “motores económicos, espacios de convivencia y cohesión social”.