Boeing quiere hacerse con el mercado de los aviones pequeños. La compañía inició el año pasado una guerra contra la canadiense Bombardier acusándola de vender 75 aviones CS100 a Delta Airlines por tan solo 20 millones de dólares cuando según sus estimaciones el precio real es de 33 millones. Todo esto para hacerse con el negocio. Además también se les acusó de recibir más de tres mil millones de dólares de subsidios públicos del gobierno canadiense. La autoridad rechazó la acusación y amenazó con cancelar sus compras de aviones militares a Boeing. De ser así, la empresa perdería la venta de hasta 88 aviones nuevos de combate. 

Pero no solo Bombardier amenaza el mercado de aviones pequeños. Otras empresas como la brasileña Embraer, la japonesa Mitsubishi o las rusas Sukhoi e irkut también se hacen con su cuota de mercado. 

Además, Credit Suisse ha señalado que la edad media de los aviones de un único pasillo y fuselaje estrecho es de 17 años en servicio y solo el 20% de los clientes que operan con Boeing 737 y Airbus A320 han encargado las versiones más nuevas. En la guerra de las aeronaves pequeñas, el pastel aún está por repartir.