No ha sobrevivido ninguna de las 176 personas que viajaban a bordo del Boeing 737-800 NG con matrícula UR-PSR de Ukraine International Airlines (UIA) que se ha estrellado a las 06:22 (hora local) de hoy, 8 de enero de 2020, cuando partía desde el Aeropuerto Internacional Imán Jomeini de Teherán (Irán) rumbo a Kiev (Ucrania).

En un comunicado, el Ministerio de Asuntos Exteriores de Ucrania ha confirmado que, tras un informe preliminar, se ha confirmado que a bordo viajaban 82 iraníes, 63 canadienses, 11 ucranianos, 10 suecos, 4 afganos, 3 alemanes y 3 británicos. De ellos, 167 serían pasajeros y 9 miembros de la tripulación.

El accidente ha tenido lugar poco después del despegue, en un área entre las ciudades de Parand y Shahriar, al suroeste de la capital. Al lugar se han desplazado hasta 60 equipos de rescate, pero todas las víctimas habían perecido ya que el aparato se incendió tras estrellarse.

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En declaraciones a la agencia local Fars, Pir Hosein Kolivand, director del Centro Nacional de Emergencias apuntó que el avión salió con una hora de retraso debido a “problemas técnicos”. Cabe destacar que el aparato tenía una antigüedad de 3,5 años y es que fue construido en 2016 y entregado directamente a la aerolínea por el fabricante. El último mantenimiento programado de la aeronave tuvo lugar el 6 de enero de 2020. Desde la Organización de Aviación Civil (CAO) de Irán han confirmado el hallazgo de las dos cajas negras de la aeronave y que ambas están en buenas condiciones por lo que se podrán esclarecer las causas del incidente.

Por su parte, Ukraine International Airlines ha emitido un comunicado en el que, además de expresar su pésame, ha anunciado que “con efecto inmediato” suspende sus vuelos a Teherán “hasta nuevo aviso” y hasta que se determinen las causas del accidente.

Desde el fabricante de aeronaves estadounidense Boeing han emitido un escueto mensaje a través de Twitter en el que indican que están “al tanto de los informes de los medios de comunicación de Irán” y están “recopilando más información”.

 

Especulaciones en un clima de guerra

En plena escalada de tensión bélica entre Estados Unidos e Irán, no han faltado las especulaciones con respecto a una posible acción militar. De hecho, el periódico jordano Al-Hadath ha apuntado, citando fuentes de cercanas a la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán (IRGC), el avión fue derribado accidentalmente por Irán durante pruebas de una batería de defensa antiaérea rusa S-300 Favorit.

Por su parte, los teóricos de la conspiración han apuntado a la activación de H.A.A.R.P., un instrumento de investigación estadounidense que sirve para modificar las propiedades electromagnéticas en una zona limitada de la ionosfera. Pese a que se trata de un proyecto científico, muchos apuntan a que puede usarse como armamento y subrayan que en las últimas horas han coincidido en Irán varios seísmos y el accidente de avión.

Lo cierto es que podría tratarse de un nuevo fallo de un aparato de Boeing, que no está pasando por su mejor momento con la flota mundial de B737 MAX en tierra desde el pasado marzo y su producción de este modelo totalmente paralizada. El fabricante estadounidense de aviones está en una carrera contrarreloj con el objetivo de reparar los fallos que provocaron los accidentes mortales de Indonesia y Etiopía, que dejaron 346 fallecidos.  Por el momento, la crisis ya le ha costado el puesto a su CEO, Dennis Muilenburg