Buenas noticias para los residentes de los dos archipiélagos españoles, el Estado ha aumentado el descuento en viajes interinsulares a residentes del 50 al 75%. Sin duda, es una medida que debería alegrar a los isleños españoles, sin embargo, las alarmas han saltado alrededor de los nuevos precios propuestos por las aerolíneas y las navieras.

Más allá del resultado, muchos puntos de esta concesión del Gobierno Estatal han sido duramente cuestionados. El primero de todos surge en su propia negociación, que sólo ha sido posible gracias a la apremiante necesidad del Ejecutivo de Rajoy de lograr el apoyo del diputado 176 para sacar adelante los Presupuestos Generales de 2017, es decir, el representante nacionalista de Nueva Canarias, Pedro Quevedo. Se podría afirmar que este movimiento no surge en respuesta a las necesidades o peticiones de los ciudadanos baleares y canarios, sino que se trata de una herramienta de negociación política que ha terminado por beneficiarles.

Y justo en este mismo sentido giran las críticas a la negociación del Ministerio de Fomento con los gobiernos autonómicos para la puesta en marcha del sistema informático que permitiese la entrada en vigor del descuento del 75%. Unos encuentros en los que estaban presentes los representantes de las aerolíneas y de las compañías de ferry que operan en ambos territorios insulares, pero en las que no hubo espacio para las asociaciones que representan a los consumidores. Todo quedaba cerrado entre empresas y gobierno.

Compañías que operarán en Canarias y Baleares

¿Engaño o estrategia promocional?

Así, llegamos al último y posiblemente más polémico de los aspectos que envuelven a este incremento de la subvención para los traslados de los habitantes de Canarias y Baleares: los precios.

Hasta ahora, se aplicaba una reducción del 50% sobre el precio total, por lo que se presuponía que el 25% adicional iba a tener un impacto limitado en el nuevo coste de los billetes. Sin embargo, la sorpresa se ha desatado al comprobar que los costes para los usuarios han bajado aún más de lo esperado. Canaryfly augura billetes a 5€ el trayecto, mientras que Air Nostrum hace lo propio en Baleares por 9€.

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Todas las compañías, tanto navieras como aerolíneas, han aprovechado la oportunidad para bajar aún más el valor de los billetes, lo que hace dudar al usuario entre si hasta ahora los precios que ofrecían no se ajustaban a la realidad y existía margen para la rebaja o si quieren aprovechar el tirón promocional de los precios bajos para imponerse a sus rivales en un mercado más competitivo. El paso del tiempo será testigo y juez sobre si los precios se mantendrán o si, subrepticiamente y poco a poco, aumentarán hasta mitigar esta medida. Por el momento, hasta los más pesimistas pueden disfrutar de un período de bonanza para las conexiones interinsulares.

El gran beneficiado

Y es que las autoridades adelantan que se producirá un mayor flujo entre las diferentes islas. En Canarias, por ejemplo, se anuncia un millón de plazas adicionales (que se suman a los siete millones de desplazamientos que se realizan al año), impulsadas especialmente por la incorporación de Air Europa al mercado regional. La gran pregunta es ¿va a aumentar el turismo interinsular?

Manteniendo la hipótesis de que un millón adicional de canarios se desplace al año, esto implicaría que a su vez exista la misma cantidad de camas hoteleras y extrahoteleras disponibles; algo impensable cuando la ocupación actual de las Canarias se mantiene por encima del 90%, unas cifras similares a las de Baleares.

Además, la subida de precios de los hoteles, propiciada por el gran estado de forma del turismo español y la situación geopolítica del resto de competidores del Mediterráneo, hace inalcanzable para la mayoría de baleares y de canarios poder pagar una estancia.

A todo ello, cabe sumar la moratoria que pesa sobre el archipiélago canario y la limitación del alquiler vacacional cuya regulación tanto el Govern como Gobierno de Canarias están desarrollando.

Por tanto, queda poco espacio los desplazamientos vacacionales a no ser que entre en escena el alquiler vacacional ilegal. Más allá de los desplazamientos por visitas a familiares, motivos médicos, trabajo o estudios, el resto de habitantes de los archipiélagos que quieran realizar un viaje a una isla vecina, se verán abocados a esta opción que crece sin control y que genera controversias por los enfrentamientos y las dificultades que genera entre los vecinos y los profesionales de la industria turística.

En definitiva, una noticia que debería haber sido motivo de alegría sin cabida para los ‘peros’ se puede desenmascarar como una nueva trampa para la que aún no se ha pensado a una solución.