La empresa británica Intelligent Environments ha llevado el método de condicionamiento clásico de Pavlov a la realidad de la era moderna, con la creación de una pulsera que se vincula a la cuenta bancaria y que emite descargas eléctricas de 255 voltios si se sobrepasa el límite de gasto establecido.

La iniciativa está diseñada, principalmente, para “ayudar” a los compradores compulsivos, de manera que, si la voluntad o autocontrol fallan a la hora de gastar, saber hasta dónde no se debe llegar.

Según David Webber, director ejecutivo de la empresa, el proyecto “trata de reaccionar a los cambios financieros" que influyan en el bienestar.