Los médicos del Hospital Universitari Son Espases (Palma, Mallorca) han solicitado en reiteradas ocasiones medidas para evitar que los turistas ebrios copen el servicio de urgencias, pero por ahora no se ha implementado ninguna solución.

Según ha informado Diario de Mallorca, el hospital ya realizó su propia propuesta: montar una carpa asistencial en alguna zona del municipio de Calvià, donde personal sanitario cualificado pudiera atender a los foráneos intoxicados. Este recinto, además, estaría financiado por los empresarios del ocio que subsisten gracias al turismo. Sin embargo, el sector desestimó la iniciativa “por la mala imagen que daría”.

Uno de los médicos de este centro hospitalario reparó en que la “presión asistencial sigue siendo alta en verano, aunque el perfil del paciente cambia”. “De madrugada empezamos a recibir avalanchas de jóvenes con intoxicaciones etílicas o con contusiones y traumatismos producto de peleas callejeras", agregó.

Pese a esta “avalancha de jóvenes”, el modus operandi en el servicio de urgencias del hospital no varía, ya que una enfermera se encarga de seleccionar a los pacientes más graves, quienes serán atendidos. Aquellos que simplemente han bebido demasiado y lo único que necesitan es dormir son trasladados a consulta básica, donde quedan bajo la supervisión de un médico.

Si la intoxicación no es solo alcohólica, sino que deriva de la mezcla con otras drogas, los turistas pueden ser trasladados a la zona de gravedad intermedia de boxes/camillas “por el posible riesgo añadido que pueden revestir”, pero “es muy raro que lleguen a la zona de observación/críticos reservada para los casos más graves", matizó.

A su vez, indicó que el pasado lunes, 17 de junio, pasaron por urgencias cinco jóvenes menores de 18 años por intoxicación alcohólica, que habían participado en los ritos de iniciación británicos en Magaluf (Calvià). Este perfil de pacientes suele “aparecer al final del curso académico y permanecen hasta finales de julio”.

Por último, indicó que este tipo de pacientes “distorsiona mucho” a los facultativos, ya que “se comportan de una forma muy agresiva y molestan al resto de pacientes”. “Resulta bastante desagradable tratar con ellos”, sentenció.