Además de alargar las temporadas turísticas, Baleares busca un cambio de paradigma. Un tipo de turismo más pausado, que efectúe un gasto más elevado por estancia. De ahí, las numerosas aperturas recientes de hoteles de lujo, como el del multimillonario británico Richard Branson en Son Bunyola (Mallorca) o The Lodge, de Unico Hotels, una finca de 157 hectáreas entre sa Pobla y Pollença (Mallorca). Pero este cambio de modelo también pasa por un cambio en la oferta de cara al exterior.
Así opina Pau Guardans, fundador y consejero delegado de Único Hotels, cadena que eligió Mallorca para abrir su primer establecimiento fuera de las grandes ciudades de Madrid y Barcelona. En una entrevista para Diario de Mallorca, Guardans explica que, a pesar de que “en Mallorca se están haciendo las cosas bastante bien”, se atrevería a dar dos recomendaciones: que la proyección de la Isla hacia el mundo pivotara en torno al deporte (tenis, golf, ciclismo…) y hacia la cultura, en primer lugar; y, en segundo lugar, la política respecto a los cruceros.
Sobre este último aspecto, Guardans considera que “hay que ser muy cuidadoso con su gestión y la de los destinos turísticos”. En este sentido, el CEO de Único Hotels vincula muy estrechamente al segmento de los barcos turísticos con la masificación de los destinos. “Hay pocos que afronten con normalidad que de repente desembarquen 8.000 o 10.000 personas a la vez con tres horas para moverse por el centro”, apunta.
Asimismo, Guardans critica el daño medioambiental de esta actividad, en oposición a la dirección que está tomando el resto del sector turístico: “Estamos haciendo todos un esfuerzo tremendo por manejar esos temas y resulta que tenemos en la puerta de casa casi centrales térmicas”.