Los puertos de la Costa Brava están intentando atraer a los megayates y para ello están remodelando sus instalaciones. Este es el caso de Sant Feliu de Guíxols que ya tiene capacidad para barcos de 80 metros de eslora. También la población de l’Estartit ha invertido 12 millones de euros para adaptar sus instalaciones al amarre de grandes embarcaciones.

En esta misma dirección trabaja el Patronat de Turisme Costa Brava-Girona, que el pasado año creó el Club Unique Premium en el que se agrupan treinta empresas orientadas al turismo de lujo entre las que se encuentran hoteles, empresas de alquiler de coches, de yates, helicópteros, restaurantes y tiendas.

También la Associació Costa Brava Hotels de Luxe, conformada por 17 establecimientos de 4 y 5 estrellas realizan una labor constante de promoción. Según su presidente, Xavier Rocas, el punto fuerte es el sosiego y el anonimato: “Muchos llegan vía Barcelona, que es un potente polo de atracción, y desde allí optan por hacer una escapada de dos o tres día a la Costa Brava en busca de tranquilidad”.

Estas estrategias ya están comenzando a generar sus frutos, ya que el empresario alemán Valeri Scherer ha invertido 30 millones de euros en la construcción de un apartahotel de 5 estreellas frente a la playa de Sant Pol, en Sant Feliu de Guíxols. Este establecimiento de 30 suites contará con servicios de mayordomía, niñera y jet privado.