El mundo está viviendo una escasez de microchips que está impactando negativamente a la industria tecnológica, la del entretenimiento y a la automovilística. La falta de stock de semiconductores ha llevado a muchos fabricantes  de vehículos a frenar el ritmo de montaje e incluso a cerrar temporalmente fábricas.

Con estas condiciones, se hace difícil la compra de vehículos de fábrica, llevando a muchos a recurrir al mercado de segunda mano. Sin embargo, este también se está volviendo inaccesible debido a la recuperación del turismo, y con él, de las empresas de rent a car.



 

En Estados Unidos, según CNN, se ha disparado el precio tanto de los coches usados y marca cifras récord solo superadas por los registros de 1975. El precio medio de un coche usado alcanzó los 26.500 dólares en junio (un +27% interanual).

Las empresas de alquiler de autos tienen mucho que ver. Muchas decidieron vender parte de su flota —se estima que un tercio— con tal de sobrevivir al parón provocado por la pandemia. Desprendiéndose de vehículos no solo lograban liquidez, sino que se ahorraban el pago de seguros e impuestos. La reactivación del mercado de viajes y el resurgimiento de la demanda la pasada primavera les ha llevado a comprar más coches, no obstante, ya no pueden recurrir a los de nueva fabricación y buscan en el mercado de oportunidades.