Los 20.000 turistas británicos se han ido y los 80.000 rusos se marchan paulatinamente, conforme concluyen sus estancias contratadas. Sharm el Sheij, con su animada temporada alta en otoño e invierno, se había convertido en el principal bastión de la industria turística egipcia, ahora se tambalea a pesar del despliegue militar y policial.