Con sus 90 km de costa en el Mar Adriático, la Riviera Romagnola era, hasta ahora, el lugar favorito de los italianos para disfrutar de unas vacaciones de sol y playa en su propio país, sin embargo, la crisis de la clase media italiana está propiciando la irrupción del turismo internacional.
Según informa Merkur, el estancamiento salarial y el aumento del coste de vida están llevando a muchas familias a optar por escapadas cortas de fin de semana en lugar de vacaciones más largas, que garantizaban el lleno estival en las áreas costeras desde Rávena hasta Rimini. Los empresarios hoteleros y los operadores de playas —cabe recordar que en el país están privatizadas— defienden que mantienen precios competitivos con sombrillas y tumbonas por entre 25 y 30 euros por día y habitaciones dobles por 90 euros por noche; sin embargo, los precios en restaurantes y bares han subido notablemente.
Mientras pierden al turismo doméstico, están empezando a atraer al extranjero, especialmente al procedente del norte de Europa que buscan destinos alternativos —y más baratos— que los más populares.
La mejora de las conexiones aéreas desde Reino Unido, Polonia o Hungría hacia el Aeropuerto de Rímini están jugando un papel fundamental y desde el Ayuntamiento de dicha población, así como la agencia regional de promoción turística, ya están desarrollando un programa trienal destinado a internacionalizar el aeropuerto y a atraer un público extranjero más amplio.





