En las últimas semanas, la actualidad de Francia está marcada por numerosos avisos de bomba. Una quincena de aeropuertos a lo largo de todo el país han visto afectada su operativa, teniendo incluso que cancelar vuelos. El Palacio de Versalles, situado en las proximidades de París, ha sido uno de los más castigados, y es que ha tenido que cerrar sus puertas, previa evacuación de miles de visitantes, en siete ocasiones en una semana "por razones de seguridad". Algo similar ha ocurrido con el Museo del Louvre.

Pese a que por el momento se ha tratado de bromas malintencionadas, todas las amenazas están tomándose con la debida seriedad para evitar males mayores; sin embargo, esto ya está afectando negativamente a la industria turística francesa. Según ha explicado a France Info, Franck Delvau, presidente de la Asociación de Hoteles y Restaurantes de la región metropolitana de París (UMIH), ha aseverado que las cancelaciones han aumentado un 10%.

Incide en que los turistas están optando por posponer sus viajes por temor a que sus planes se vean truncados por las numerosas amenazas de ataque terrorista en los principales atractivos turísticos que ofrece el país galo. Delvau afirma que el clima de miedo que están generando estas bromas no es positivo para la actividad: “Esto pone en riesgo a la industria del turismo”.

"Si el fenómeno se confirma y se vuelve recurrente, podría ser problemático”, asevera al citado medio Nima Farokhpay, director de la agencia KingTours; no obstante, hace un llamamiento a la calma y recalca que se encuentran en la recta final de la temporada.