Hugh Grant, Julia Roberts, una historia de amor y un pintoresco escenario fueron los componentes que llevaron a la película Notting Hill a ser un éxito mundial y convirtieron al icónico barrio londinense en una visita ineludible.
Sin embargo, con el paso de los años, sus residentes se han cansado del “turismo de postureo” que busca la mejor fotografía ante las coloridas casas que dan vida a la zona en torno a Lancaster Road. La solución: pintar sus fachadas de gris o negro.
Los colores pastel han dado paso a pinturas más apagadas, ahuyentado a los cazadores de selfis, unos turistas que generan ruido, llegan incluso a invadir espacios privados y que gastan mucho menos que los viajeros culturales, apunta Independent.



