El turismo y el creciente interés internacional por la ayahuasca, una infusión tradicional alucinógena, propia de los pueblos amazónicos, dotada con propiedades espirituales y curativas, están amenazando a esta tradición milenaria.

Según ha informado Vice, esta infusión, que se elabora con el extracto de las hojas de una liana que crece en las profundidades del Amazonas, se ha convertido en la droga preferida para numerosos personajes de la farándula. Una tendencia que para las tribus amazónicas, que llevan más de 5.000 años utilizándola para comunicarse con los dioses, constituye un peligro.  

"El arte sagrado de los indígenas se ha convertido en entretenimiento", manifestó al respecto Moisés Pianki, miembro de la tribu ashaninka, asentada en el norte de Brasil. Y es que, la fuerte demanda de la infusión ha provocado que la ayahuasca esté en peligro de extinción en algunas áreas del Amazonas peruano.

Lo cierto, es que la liana de donde proviene es prácticamente imposible de plantar, debido a que solo nace en las espesuras de la selva y tarda alrededor de cuatro años en crecer. Por ello, el precio de la bebida se ha encarecido en los últimos siete años, hasta alcanzar los 250 dólares el litro.

La industria del turismo, a su vez, ha favorecido la comercialización de la infusión. Tan solo en Perú, existen más de 40 retiros espirituales especializados en ayahuasca, que reciben a más de 4.000 personas al año y cuyo precio por noche es de 400 dólares. A este respecto, Andy Metcalfe, responsable y propietario del centro Gaia Tree, uno de estos retiros, considera que el consumo de ayahusca no solo corresponde a las tribus y que es una práctica que ha “crecido mucho más allá de sus orígenes”.

También es posible conseguir el brebaje en Internet, una opción bastante peligrosa. Y es que, cuanta más popularidad gana la infusión más difícil resulta controlar su calidad y la ayahuasca puede ser mortal si no se destila adecuadamente o si se mezcla con otras drogas.

"La ayahuasca no es una broma. El hombre blanco quiere patentar nuestro ritual para convertirlo en una nueva forma de hacer dinero. Pero el mundo espiritual no está a la venta", aseveró Pianki.