Muchos turistas llegan a Fuerteventura preguntando cómo llegar a los restos del barco naufragado American Star. Ahora lo conocemos por ese nombre, pero en realidad fue rebautizado en numerosas ocasiones desde su construcción hasta su naufragio en 1994. Lo que sigue intacto es la expectación que despierta, al igual que lo hizo en su tiempo, y es que se ha convertido en una de las excursiones más interesantes y originales que se pueden hacer en esta isla canaria.

El buque SS America fue un lujoso transatlántico de carga y de pasaje, propiedad de la naviera estadounidense United States Lines. Fue diseñado por el afamado ingeniero naval William Francis Gibbs y construido en 1939, a base de bronce y aluminio. Además, su distribución en compartimentos separados estaba pensada para que el barco permaneciera a flote en caso de daños en uno o varios de ellos. Medía 220,8 metros de eslora y 28,7 metros de manga y, aunque tenía 49 metros menos de eslora que el RMS Titanic, era uno de los barcos más grandes y lujosos de Norteamérica. Precisamente, era considerado el mayor buque de pasajeros de los Estados Unidos en su tiempo, con una capacidad para 1.202 pasajeros y 643 tripulantes.
 

SS America. Foto John Alexander MBE

SS America. Foto John Alexander MBE

El 31 de agosto de 1939, la primera dama de Estados Unidos, Eleanor Roosevelt, bautizaba el imponente SS America ante 30.000 personas. Sin embargo, el destino ya le tenía preparado el primer cambio de rumbo de todos a los que se tuvo que enfrentar durante su trayectoria de navegación. El viaje inaugural del barco fue pospuesto hasta el 10 de agosto de 1940, a causa de la Segunda Guerra Mundial. Y, precisamente, fue este acontecimiento el que, un año más tarde, en 1941, hizo que el buque fuera reconvertido y militarizado para transportar a 8.000 soldados, esta vez bajo el nombre de USS Westpoint y con una estética totalmente militar. Su tripulación lo apodó “El Fantasma Gris” y, durante su etapa bélica, se estima que el buque transportó a más de 480.000 soldados, siendo un eslabón crucial para el desempeño de Estados Unidos en el conflicto internacional.
 

En 1948, una de sus pasajeras destacadas fue Maria Jana Korbel que, bajo su nombre de casada, Madeleine Albright, en 1996 se convirtió en la primera mujer secretaria de Estado de los Estados Unidos


Tras la guerra, el buque fue devuelto a sus propietarios y sometido a un profundo acondicionamiento que costó seis millones de dólares y le devolvió su lujo original. Además, se aumentó su capacidad para poder alojar a 1.689 personas más de las permitidas en su forma inicial. Fue entonces cuando pudo comenzar su etapa como transporte de lujo para pasajeros: el 14 de diciembre de 1946 realizó su primer recorrido entre Nueva York (Estados Unidos), Cobh (Irlanda), El Havre (Francia) y Southampton (Reino Unido). En 1948, una de sus pasajeras destacadas fue Maria Jana Korbel, que en ese entonces huía de la persecución de su familia por los comunistas checos y que, en 1996, con su nombre de casada –Madeleine Albright–, se convirtió en la primera mujer secretaria de Estado de los Estados Unidos.
 

SS Australis en Southampton en su último año de servicio,1977. Foto: Richard

SS Australis en Southampton en su último año de servicio,1977 | Foto: Richard

El buque cruzó el océano Atlántico numerosas veces, pero los aviones comerciales fueron desplazando paulatinamente a los cruceros y el barco fue retirado del servicio. Esto, sumado a la polémica que suscitaba su sistema sanitario, provocaron que el barco se anclara en Hoboken (Nueva Jersey) en febrero de 1964.

En octubre de ese mismo año, la naviera griega Chandris Lines lo adquirió. Fue modernizado y puesto en marcha para transportar emigrantes desde Europa hasta Australia y Nueva Zelanda y turistas alrededor del mundo, con una capacidad de 2.300 pasajeros y bajo el nombre de SS Australis. Bajo ese nombre, circunnavegó la Tierra 62 veces.

Fue en el año 1978 cuando transatlántico viaja por última vez con pasajeros a bordo. Anteriormente había sido adquirido por la compañía neoyorquina Ventura Cruises –que lo llamó nuevamente SS America– y destinado a realizar cruceros cortos por Nueva Inglaterra. Sin embargo, las reclamaciones de los clientes, la mala gestión y una inspección de sanidad provocaron el embargo del buque. Entonces, fue readquirido por Chandris Lines y redirigido al puerto de El Pireo (Grecia). Anclado en ese puerto, el buque fue pasando de propietario en propietario –con sus respectivos cambios de nombre: SS Italis, SS Noga y SS Alferdoss–, pero la falta de mantenimiento fue deteriorando sus máquinas hasta el punto de volverse inservibles.
 

En 1993, la compañía tailandesa Chaophraya compró el buque para convertirlo en un hotel flotante de lujo en Bangkok


En este punto, el coste de las reparaciones superaba el valor del barco, por lo que nadie se interesaba en él, hasta que un día, en 1993, la compañía tailandesa Chaophraya lo compró por dos millones de dólares para reconvertirlo en un hotel flotante de lujo en Bangkok. Para ello, fue rebautizado, por última vez y con el nombre con el que se le reconocería posteriormente, como American Star.

Su traslado hasta Tailandia comenzó en diciembre, mediante un remolcador oceánico ucraniano, el Neftegaz 67. Sin embargo, el 15 de enero de 1994, en aguas de Canarias, una fuerte tormenta los sorprendió. Las olas de ocho metros de altura hicieron que las amarras que unían a ambas naves se rompieran y el American Star quedase a la deriva. Los esfuerzos del Neftegaz 67 y de otros dos remolcadores españoles por intentar recuperarlo fueron inútiles. Un equipo fue enviado para, desde dentro, intentar redirigirlo, pero eso tampoco funcionó y fue dejado a la deriva mientras se acercaba a la costa de Fuerteventura. Después de tres días de incertidumbre, el buque encallaba definitivamente en la playa de Garcey, municipio de Pájara, en la costa oeste de Fuerteventura (Islas Canarias) y, tras el paso de 48 horas, se partía en dos debido a las embestidas de las mareas. Esto supuso que la mitad de popa se hundiera definitivamente en el océano, mientras que la otra mitad, la de proa, permaneció en la playa, reconocible y accesible para todo el mundo.
 

American Star encallado frente a la costa de Fuerteventura. Foto Diegu

American Star encallado frente a la costa de Fuerteventura | Foto: Diegu

Restos del American Star en la playa de Garcey, Fuerteventura, en 2006. Foto: Ian Pullen

Restos del American Star en la playa de Garcey, Fuerteventura, en 2006 | Foto: Ian Pullen

Desde su naufragio, las negligencias estuvieron siempre muy presentes, al igual que la falta de acuerdos entre los propietarios, la empresa de remolque y la aseguradora. Incluso surgieron teorías acerca de los intereses ocultos que podría tener la empresa tailandesa en el naufragio del barco.

El 6 de julio de 1994, se declaró la pérdida total del barco y, cuando la Guardia Civil retiró el cerco, numerosas personas comenzaron a acercarse para saquear el buque. El restaurante El Naufragio –ubicado en Puerto del Rosario y actualmente cerrado– estaba decorado con muchas de las piezas rescatadas del barco. Otras se subastaron o fueron repartidas entre los habitantes de la Isla. También hubo personas que se acercaron simplemente para observarlo.
 

Restos del American Star frente a las costas de Fuerteventura en 2006. Foto: Ian Pullen

Restos del American Star frente a las costas de Fuerteventura en 2006 | Foto: Ian Pullen

Lo cierto es que los restos del barco se convirtieron en todo un atractivo turístico. Lamentablemente, la curiosidad que despertaba y la peligrosidad de la zona han hecho que varias personas hayan fallecido o desaparecido junto al barco o en su interior, víctimas del desconocimiento de las corrientes; y que otras tantas hayan tenido que ser rescatadas por los servicios de emergencias.

En 2007, la proa, que había aguantado de pie gracias a la zona arenosa donde había encallado, se destruyó definitivamente. Desde entonces, el mar se lo ha ido tragando, pero quien visite la playa de Garcey actualmente tendrá la oportunidad de ver pequeños restos del barco cuando la marea está baja y fantasear con aquel majestuoso transatlántico que tantas vidas vivió.
 

Últimos restos visibles del American Star antes de ser tragado por el mar, 2007. Foto: Calum Matheson

Últimos restos visibles del American Star antes de ser tragado por el mar, 2007 | Foto: Calum Matheso