Las empresas actualmente trabajan con departamentos comerciales, de marketing y relaciones públicas tradicionales, pero deben ir un poco más allá para poder interactuar con los clientes del presente y del futuro.

Si observamos la transformación de los medios a lo largo de una sola generación, pasaron de la radio a la televisión, luego de los ordenadores a las tablets y a los teléfonos inteligentes.

El tiempo que estamos conectados con las pantallas ha sido la métrica definitiva para la creación de una nueva economía de atención, y creo que las personas responsables de la toma de decisiones están reconociendo que los grupos demográficos de la Generación Z y de la Generación A están gastando mucho más tiempo en Minecraft, Roblox, Fortnite y en otros mundos virtuales que en visitar cualquier lugar o interactuar de forma física.

Estas nuevas generaciones viven de forma tan inmersiva en estas experiencias virtuales que se produce un cambio de paradigma de interrelaciones. Quien pueda captar la atención en ese campo ganará la lealtad a la marca de esta nueva generación, que es esencial para el largo plazo de cualquier marca de éxito.

El metaverso, en la superficie, se parece mucho a una variedad de experiencias que capturan el tiempo de pantalla y las audiencias de estos segmentos emergentes de clientes, que están construyendo hábitos e identidades a largo plazo, a medida que crecen para convertirse en consumidores.

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Minado de Bitcoin.

Con la promesa del metaverso, la capacidad de una marca o corporación de poseer una propiedad inmobiliaria que puede interactuar directamente con audiencias futuras, similar a ser propietario de un edificio en un lugar o calle representativa de moda, es increíblemente atractivo si este concepto se desarrolla de la forma correcta.

Las inversiones en tener la mejor localización de un negocio virtual en el metaverso como referencia para un cliente premium terminan siendo pequeñas en comparación con los gigantescos presupuestos de marketing de la vida de real de muchas empresas y multinacionales, lo que implica que muchas empresas se beneficien de las relaciones públicas centradas en la tecnología, y vayan mucho más allá de hacer campañas en Google AdWords.

Mientras tanto, los bienes raíces virtuales, como activo digital, son potencialmente rentables y pueden aumentar su valor, y con el tiempo podrán vender en un mercado secundario.

Para las empresas turísticas, un pequeño coste puede conducir a un cambio de juego al alza para la lealtad a la marca, el alcance de un nuevo mercado y con un bajo riesgo de la inversión.

Eso, en última instancia, dependerá de los creadores del metaverso, que sean capaces de crear experiencias que compitan con los mundos virtuales establecidos y ser atractivos para las audiencias en todos los segmentos y en todos los canales de distribución.

El secreto está en adoptar la propiedad de sus vidas virtuales a través de identidades Web3 en lugar de que sean propiedad de una empresa.

Web3 es el nombre que algunos tecnólogos le han dado a la idea de un nuevo tipo de servicio de internet construido utilizando cadenas de bloques descentralizadas, es decir, los sistemas de registro compartido que utilizan criptomonedas como Bitcoin y Ethereum.

La Web3 se define como “un internet que sea propiedad de los desarrolladores y los usuarios, coordinado con tokens”.

Se prevé que la Web3 adopte muchas formas, como redes sociales descentralizadas, videojuegos “play to earn” (jugar para ganar) y que se recompense a los jugadores con tokens criptográficos y plataformas NFT que les permitan a las personas comprar y vender fragmentos de servicios de todo tipo.

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Non Fungible Token (NFT).

Se piensa que la Web3 transformará internet tal como lo conocemos, ya que le quitará poder a los “gatekeepers”, o actores tradicionales, y dará paso a una nueva economía digital sin intermediarios.

Por otro lado, se puede pensar que la Web3 es un esfuerzo para reinventar el sistema de las criptodivisas, y pasar a un nuevo paradigma dentro de la informática. Se puede convertir en un internet “pay to play” (pagar por jugar), en la que cada actividad e interacción social se convierte en un instrumento financiero que será comprado o vendido. Se pagará por experiencias, cuanto más completa y compleja sea la experiencia, más se pagará por el servicio.

Esta nueva tendencia amplia la expectativa del mercado para una nueva revolución en todo tipo de empresas, desde una reserva de hotel a un alquiler de coche.

El auge de la Web3 requiere de una inversión a cambio de cultura, inversión financiera y formación en proyectos relacionados con criptodivisas. Algunas grandes empresas tecnológicas, como Twitter y alguna empresa americana de hotelería, han comenzado a experimentar con sus propios proyectos Web3.

Una nueva generación tecnológica está buscando trabajos en remoto para intentar posicionares en el futuro de la Web3.

 

*Jesús Menéndez López es CEO de Hotel Mystery Guest. Cuenta con MBA en Gerencia y Dirección hotelera por la Universidad Politécnica de Madrid y ha realizado estudios en UCC (University College Cork, Irlanda).