El valor, entre las muchas acepciones posibles del concepto que queramos aplicar a la palabra, todos sus significados tienen relevancia significativa para las empresas hosteleras y sus gestores. Por eso, su proyección tiene que estar muy lograda. Su influencia marcará los resultados.

Algunos ejemplos de esas acepciones de la palabra valor bien podrían ser:

  • Precio: suma de dinero en que se valora o aprecia algo. 

Si realmente se aprecia lo servido, el precio será considerado como algo bien pagado. El matiz no lo marca únicamente el producto. Se considera y mucho el servicio y el entorno ofrecido. Está demostrado que el cliente valora esos otros factores determinantes.

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  • Cualidad: virtud o utilidad que hacen que algo/alguien sea apreciado.

Cuando ante posibles opciones eres la elegida, debes intentar mantener esa preferencia y seguir siendo la elección. Esa cualidad se nos indica en cuanto un cliente acude después de una primera vez, algo que sin duda tendría que motivarnos y hacernos analizar los motivos sobre el tiempo que ha transcurrido entre la primera y la siguiente visita. Esa reflexión puede ser determinante para implantar posibles cambios y estrategias.

  • Importancia de una cosa, acción, palabra, frase... 

Generar la cualidad de ser un referente por los servicios y calidad que se ofrecen.

  • Cualidad del valiente.

El arrojo y la valentía a la hora de innovar debería mantenerse durante toda la vida empresarial. El cliente adora las novedades, las gratas sorpresas, las sensaciones que generan placer inesperado. 

La capacidad y toma de decisiones, no sólo deben de existir y ser las que optimicen. Esa Valentía ha de demostrarse con premura; de lo contrario, la corrección de pautas y mejores resultados se retardarían en el tiempo, con lo que las rentabilidades se reducen.

  • Equivalencia de una cosa a otra.

Se podría perfectamente referir a la equivalencia de trasformar los miedos en oportunidades: valor. Si la gerencia hostelera entiende y fomenta la búsqueda la mejora de lo que oferta, buscará y encontrará esa equivalencia de lo existente con su transformación hacia lo mejorado, a la excelencia.

 

Al fin y al cabo, el valor es subjetivo en cada individuo, pero no olvidemos que todos en el fondo actuamos en busca de éxito y reconocimiento. Nos gusta el éxito y, por eso, acudiremos a aquellas empresas hosteleras que demuestran su éxito y, es entonces, cuando los clientes pierden sus temores y aparece su valor e intentan volver o conocer dichas empresas, para sentirse partícipes de ese reconocimiento.