El País del pasado 2 de julio dedicaba en su suplemento 'Ideas' un amplio artículo de Iñigo Dominguez al turismo extranjero cultural y de ciudad, además de una página de viñetas del humorista Gallardo al turismo de sol y playa. 

El primero, que olvida que el turismo al que se refiere es una pequeña parte del negocio, llega a afirmar que “el turismo envilece los lugares y la gente”. El segundo recoge todos los lugares comunes, negativos por supuesto, sobre nuestros visitantes, nuestras playas y sus correspondientes chiringuitos. El título de la página es “Spain is diferent”- ignoro si la segunda efe no ha sido incluida por ignorancia o por maldad- .

 La primera viñeta es el sol de Miró al que, en la búsqueda de un adjetivo sarcástico, califica de “muy original. Es un sol… lo pillan”. Acierta plenamente, puesto que precisamente eso es lo que es.

Es original puesto que fue el primer logo abstracto utilizado para identificar una campaña de promoción turística, sustituyendo a las tradicionales banderas. El concepto fue inmediatamente imitado por numerosos países como Turquía, Polonia o Croacia. Fue también la primera ocasión en que un pintor conocido se aventuró por ese camino, y el primero que fue el resultado de un plan de marketing.

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Mark Sinclair, el Subdirector de Creative Review, la biblia de este sector, incluyo al Sol de Miró entre los 29 logos más influyentes de la historia en su libro dedicado a este asunto en 2014. 

Para el publicista británico fue el primer símbolo abstracto diseñado para designar a un país y se ha convertido en el logo nacional más exitoso y reconocible – solo la manzana de NYC compite con él en el mundo del turismo. Según Sinclair “la actual familiaridad  nos hace olvidar lo radical que fue en su tiempo”.

Las palabras de Sinclair me recuerdan que el logo se aprobó en 1983 en el Consejo de Ministros gracias al entusiasmo del Ministro Baron y a la visión del Presidente González, que permitió superar las dudas de varios ministros. En la Secretaria de Turismo fue durante tiempo el “huevo frito de Vasallo” antes de convertirse en el Sol de Miró. Quizás el humorista Gallardo debería de mostrar algo de respeto a los cientos de miles de familias que trabajan en el sector turístico y agradecimiento al gran Miró que, a pesar de mi insistencia, se negó a cobrar por su obra: “Para el Rey i el Govern tot gratis. “

El culto Domínguez pertenece a un grupo de escritores que necesitan analizar el turismo desde una perspectiva intelectual, olvidando que es un negocio, aunque con ciertas peculiaridades al usar muchos recursos que pertenecen al conjunto de la sociedad. Sus citas de Patrick Leigh Fermon o de Elisabeth Becker están ya anticuadas. La crítica elitista al exceso de turismo viene de lejos: Stendhal ya se quejaba en 1820  del exceso de visitantes en Florencia y Henry James, a comienzos del XX decía lo mismo de Venecia. 

Esperemos que antes de que termine el verano algún medio de comunicación importante como el propio País dedique unas cuantas páginas al sector, reconociendo su importancia y evitando los lugares comunes, al tiempo que, por supuesto señale los peligros de un exceso de turismo en ciertos lugares.