Mi nombre es Almudena Hernández y, como a muchos de vosotros, me apasiona viajar. Durante la cuarentena estoy reorganizando mis fotos en el ordenador y me he dado cuenta de que he tenido la suerte de poder viajar a lugares fascinantes. Los países que he visitado están sombreados en naranja:

viajar por España

Lugares a los que ha viajado Almudena Hernández

No es ningún secreto que viajar enriquece el alma y rara vez volvemos siendo la misma persona que partió. Viajar te quita la venda de los ojos, te permite empatizar, aprender, compartir, ser humilde y valorar lo que de verdad importa. Hay paisajes que quitan el hipo y experiencias que se quedan grabadas en nuestros corazones para siempre.

Puede que penséis que soy rara, pero os confieso que una de las cosas que más me gusta de viajar es volver a casa, a mi hogar, a mi país: España. ¡Qué gran país! ¿Por qué cuanto más me alejo de él, más lo aprecio? Me tengo que ir a la “Conchinchina” para echar de menos la tortilla de patata, el jamón, las quelitas mallorquinas, los platos de cuchara de mi madre, los bares, las cañitas con amigos, la seguridad ciudadana, nuestra cultura, etc. Son cosas que damos por sentado, como el poder salir a dar un paseo al atardecer. Pequeños placeres de la vida, que ahora, haríamos lo que fuera por poder disfrutar.

Atardecer| Foto: Almudena Hernández

Atardecer | Foto: Almudena Hernández

Como mallorquina que soy, había viajado siempre en avión a todas partes, así que no conocía ninguna ciudad sin aeropuerto. Cuando me mudé a Madrid comencé a hacer escapadas de fin de semana a Segovia, Toledo, Córdoba, Ávila, Salamanca, al Monasterio de Piedra, Burgos, Berlanga de Duero, las Hoces del río Duratón y un sinfín de lugares preciosos de nuestro país. Y es que, cuanto más viajo, más aprecio la diversidad de la cultura y la gastronomía española.

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Viaje de Almudena a Ávila

Viajar por España me alegra el alma y tengo claro que cuando podamos salir de casa, el primer viaje que voy a hacer es a algún lugar de nuestra tierra. Me muero por conocer las Islas Canarias (donde se conocieron mis padres), por hacerme la costera Cantábrica y comer marisquito, hacer una ruta por la Ribera del Duero y catar sus maravillosos vinos o recorrer la Costa Brava. Pero si hay un viaje que no pienso perdonar este año es una escapada a Formentera. Era nuestro premio de fin de curso durante la universidad si aprobábamos todo. Habiendo estudiado fuera, era sinónimo de libertad, de comienzo de las vacaciones, de vivir despacito, sin horarios, disfrutando de la familia y de un mojito en una playa al atardecer. Y qué playas, madre mía… no tendrán palmeras, pero nada tienen que envidiar a las caribeñas.

Tengo ganas de volver a vivir esos momentos de felicidad plena, disfrutando de la vida, la familia y de nuestra maravillosa tierra.