“Nos están cortando las alas, el colectivo está con hambre y muy perjudicado”, señala Marcel Cardeña, vicepresidente de la Asociación de Escuelas, Profesores y Entrenadores de Deportes de Invierno de España (AEPEDI) y gestor y principal accionista del Grupo Intercerdanya, que reúne escuelas, alquiler y clubes de esquí, agencias de viajes y formación de profesionales.

En una entrevista exclusiva para Tourinews, Cardeña ha expresado su preocupación porque muchos profesionales del sector de la nieve abandonen la profesión debido a la falta de ingresos al no poder trabajar por las restricciones contra el Covid-19. “Creemos que es un deporte superseguro, pero no nos están dejando trabajar”, lamenta Marcel Cerdeña. Según el empresario, esto supondría un grave impacto para el sector, mientras que “el Gobierno y las autonomías se van pasando la pelota y no solucionan el problema”.

Pregunta (P): ¿Qué es AEPEDI?

Respuesta (R): AEPEDI es la asociación de todo el colectivo profesional, de todos los profesores de esquí, snowboard y esquí de fondo de España. Somos una agrupación con más de 30 años de solera y este año nos estamos sintiendo bastante inútiles porque no nos están ayudando y nosotros no podemos ayudar al colectivo profesional. Tenemos un problema grave. Como asociación, estamos intentando defender a todo el equipo de profesores de todo el país, pero no obtenemos respuesta.
 

Esquiadores a la conclusión de una clase

Esquiadores a la conclusión de una clase

P: ¿Cómo está afectando la pandemia a la situación de los profesionales del esquí?

R: En Aragón hay una estación abierta y en Cataluña están todas abiertas, pero con la movilidad reducida; en Andalucía se ha podido trabajar en las Navidades un poquito y ahora vuelven a estar tocados; y el resto de estaciones están en horas bajas porque no tenemos movilidad, se está limitando el acceso a todo el turismo. Al final, el colectivo de la nieve vive del turismo nacional e internacional. Este año ya sabíamos que el internacional sería imposible, pero confiábamos al menos en el nacional porque se trata de un deporte seguro, si estás a menos de dos metros de otra persona es que te has pegado un trompazo con el otro… Es complicadísimo. En las competiciones que se están haciendo a nivel estatal, que es lo único que permite, no hay ningún contagio. Nos están cortando las alas, no nos dejan trabajar, el colectivo está con hambre y muy perjudicado. Además, tenemos un problema de cara al año que viene y es que mucho profesional va a dejar esta profesión. Esta es una profesión que nos gusta, amamos la montaña y en nuestro sector muchas veces estás en la nieve solo por amor a la profesión, pero si no puedes ni comer, al final, el amor se va. Hay muchos profesionales que van a cambiar de destino.

P: ¿Qué tipo de contrato tienen los profesionales? ¿Si no hay clientes, no cobran?

R: El profesor de esquí o de snowboard es un profesional que va cobrando por hora trabajada. Normalmente son contratos fijos discontinuos, porque la temporada dura de tres a cinco meses, depende del año y la nieve. Este año ni siquiera se han podido activar estos contratos y, al no poderse activar, las ayudas del estado y de las autonomías son irrisorias, no hay ayudas. Los que no han podido empezar a trabajar no tienen ni ERTE. Las horas de clase, cuando las haces, las cobras y, cuando no, no las puedes cobrar, porque al final la escuela es un intermediario y regulador de la profesión y del trabajo. Hay formatos de escuelas que son empresas y otros que pueden llegar a ser cooperativas, pero si no tienen ingresos, no pueden pagar al personal.

P: ¿Desde cuándo llevan parados?

R: Llevamos parados desde del 12 de marzo y pensábamos que este invierno habría limitaciones y protocolos para atender a los clientes con toda la seguridad posible, por lo que todas las escuelas, alquileres y empresas han invertido igual que las estaciones: mamparas, equipos de seguridad, cursos de formación específica que hemos dado para poder tener al personal al tanto de la seguridad, para no infectar y que no se infecten. Creemos que es un deporte superseguro, pero no nos están dejando trabajar.



 

P: Sorprende que un deporte tan seguro no se pueda practicar

R: La actividad está muy limitada. Todo el sector y el colectivo profesional estamos muy tocados, decepcionados e indignados. Si nos equiparamos a Europa, nuestros compañeros de Francia, Austria, Suiza o Alemania han tenido ayudas, que no solucionan la temporada, pero al menos ayudan a pagar el alquiler y la comida. Aquí no tenemos ninguna prestación. Entre el Gobierno y las autonomías se van pasando la pelota y no solucionan el problema. Y tenemos gente que está pasando hambre.

P: Entonces, el mayor problema que tienen ustedes ahora es la movilidad

R: Yo creo que, si ahora mismo abrieran las estaciones y nos dejaran trabajar al 30% o 40%, no salvaríamos la temporada, pero nos darían un poco de oxígeno. En marzo y abril, si tenemos suerte de que haya nieve, tendríamos una parte de la temporada que, al menos, el personal más cualificado y de más alto nivel, que vive de este sector exclusivamente todo el año, tendría un poco de oxígeno. Están abiertos los metros, tranvías, AVE y trenes donde la gente va pegada, pero no les dejan subir a la montaña. No lo entendemos.

P: ¿Qué hace un profesional del esquí en la temporada de verano?

R: Hay diferentes tipos de profesionales: hay gente que se busca la vida y van a hacer temporada a otros países como Argentina, Nueva Zelanda o Chile; otros tienen diferentes trabajos temporales, como guías de montaña o monitores en actividades de playa; y hay otro tipo de personal que está entrenando todo el año, como los entrenadores de clubes que hacen campus de verano en Los Alpes, que este año tampoco se pudieron hacer debido a las limitaciones. Hay que pensar que es un colectivo que le gusta la montaña y estar al aire libre, no son oficinistas la mayoría, por lo que se buscan trabajos que complementen durante los dos o tres meses de verano.
 

Clases de esquí Foto: AEPEDI

Clases de esquí Foto: AEPEDI

P: ¿Qué sucedería con el negocio del esquí si se produce una huida de los profesionales a otros sectores más estables?

R: Sería muy grave para el turismo de la nieve. Será complicado mantener a todo el colectivo cuando no les hemos podido ayudar. Al final, los empresarios y la Asociación nos sentimos responsables, pero no tenemos herramientas para poder ayudarles. Hay personal que ya tiene cierta edad y cargas familiares, por lo que su prioridad es poder mantener los gastos fijos que esto supone. No sabemos cómo vamos a sustituir al personal que abandone el trabajo tan bonito que tenemos, que esperemos que sea menos de lo que estamos analizando. Tendremos que formar a más gente, pero no se reduce todo a formar, porque el personal se hace trabajando con los años. Hay chavales jóvenes que acaban de formarse y que son muy buenos, pero con los años serán mejores. Y no nos olvidemos de que el profesor de esquí o de snowboard es el que está en contacto con el cliente, porque una cosa es que la agencia de viajes pueda vender telemáticamente las clases, pero, al final, el que da el servicio y hace amar este deporte es el profesor de esquí.

P: ¿Qué actividades implica el deporte de invierno?

R: Esquí alpino, esquí de fondo, snowboard… También tenemos el mushing [carreras de trineos], la raqueta, el esquí de montaña, etc. Hay más deportes, pero, al final, la actividad reina es el esquí alpino, que es donde hay mucho más volumen porque es el que más se ofrece, para el que hay más estaciones y servicios. Del resto de deportes —esquí de montaña, mushing o esquí de fondo—no están tan limitados porque, si tienes movilidad, puedes ir a realizarlos. El problema lo tenemos con las estaciones, que unas han abierto y otras no, y si no tenemos estaciones, no podemos trabajar. Las estaciones no pueden abrir porque no tienen clientes y no tienen clientes porque estos no tienen movilidad, no olvidemos que ellos son los que mantienen la economía de la estación y paga el precio del pase diario.