La inclusión de la candidatura de Risco Caído y los espacios sagrados de montaña de Gran Canaria para convertirse en Patrimonio de la Humanidad por la Unesco es una buena noticia, excelente para una isla que es referente de atracción turística más allá del sol y playa. Me alegro por Artenara y los municipios de las cumbres de la isla, pero reitero mi opinión de que es una oportunidad que debe completarse y poner en el punto de mira el patrimonio de cuevas de toda la isla.

Hace cinco años publiqué un artículo al respecto, ya que había intentado que el proyecto incluyera el patrimonio troglodítico que se extiende por toda la isla y que denominé 'Troglodisla', ya que ha quedado fuera de esta candidatura un patrimonio único y variado como es la Cueva Pintada, Cuatro Puertas, las iglesias cueva de Artenara, El Pajar o Guayadeque, junto a otras muchísimas cuevas de distintos usos que hacen de Gran Canaria el lugar del mundo (sí, de todo el planeta) con mayor cantidad, calidad y variedad de usos de construcciones en cueva que se han desarrollado durante siglos y que permiten contar en la actualidad con una oferta de casas cuevas turísticas que pocos lugares del planeta pueden ofertar.