La victoria de Trump ha supuesto un fracaso del "establishment", de los medios de comunicación tradicionales y de la manera de utilizar el marketing. Se trata de un hito que tendrá consecuencias no solo políticas sino económicas.

Prácticamente solo y en contra de todos los principios de estrategia política obtuvo, gracias a sus disparates, una cobertura en prensa, radio y televisión equivalente, según expertos, a dos mil millones de dólares y, todo ello, a pesar de la oposición de los propios medios de comunicación (excepto la cadena Fox y algunas radios). Las televisiones le prestaban atención para obtener audiencia que atrajera a la publicidad. Su arma fue su cuenta de twitter en la que tiene más seguidores que la tirada conjunta de todos los periódicos nacionales estadounidenses y en la que ha soltado desvaríos sin límite.

Otra vez más, el fracaso de las encuestas nos demuestra que los pueblos, y no sólo el estadounidense, tienen deseos ocultos. Los expertos en comunicación querrán aprender de este fracaso, por lo que nos espera un sinfín de explicaciones a posteriori y radicales cambios en las estrategias de comunicación y de marketing.

La decadencia de la prensa se acelerará y su intento de traspasar la publicidad a las ediciones digitales fracasará porque ya el 75% de la nueva publicidad digital va a parar a Google o Facebook. Por primera vez en la historia, disminuirán los presupuestos dedicados a la publicidad en televisión porque los cambios tecnológicos permiten bloquear anuncios y los expertos saben bien que las cifras de audiencia están hinchadas y que el 30% de los anuncios no los ven seres humanos, sino robots.

Los millennials no quieren publicidad, prefieren ver Netflix y otras plataformas que no la tienen; el spot de treinta segundos no vale para Instagram. Los publicitarios van a tener un duro trabajo. La campaña a favor del "Brexit" se hizo sin agencia, basada en spots creados por un voluntario de 25 años y un magnifico slogan "Take back control", ideado por el propio jefe de la campaña.

Todos los principios de marketing tradicional están en entredicho. A Trump le surgirán muchos imitadores. Se abre una nueva era en la que tendremos que olvidarnos de todo lo aprendido.