Ophelia, el huracán que se originó cerca de las Islas Canarias y que amenazaba las costas gallegas ha seguido su rumbo sin afectar a España. Sin embargo, Irlanda y Reino Unido no están corriendo la misma suerte.

En su paso por Irlanda en forma de tormenta con vientos de 180 kilómetros por hora ha dejado tres muertos, inundaciones, desprendimientos y 360.000 hogares sin electricidad. Una situación que ha llevado al primer ministro Leo Varadkar a declarar el estado de “emergencia nacional”.

Este decreto supuso, además del cierre de las escuelas, la interrupción del tráfico aéreo durante la jornada de ayer. Así, un total de 213 vuelos se cancelaron en los principales aeropuertos del país (Dublín, Belfast, Cork y Shannon). Entre las aerolíneas que se vieron afectadas se encuentran Aer Lingus, Ryanair, British Airways, Air France, CityJet, Emirates, Qatar Airways, KLM y Norwegian. Estas cancelaciones tuvieron especial impacto sobre las conexiones con la isla de Gran Bretaña y con algunos servicios al continente. En el caso de los vuelos a España, sólo Vueling interrumpió su ruta entre Barcelona y Dublín.

También la isla vecina ha empezado a sufrir la furia de esta tormenta. Las costas de Gales, Inglaterra y Escocia han registrado olas de hasta siete metros de altura. Asimismo, aunque no han interrumpido su funcionamiento , los aeropuertos de Liverpool y Manchester sufrieron fuertes retrasos.

La mayoría de estos retrasos se han producido por numerosos aterrizajes de emergencia provocados por un inexplicable "olor a humo" reportado en varios vuelos. Se cree que las condiciones atmosféricas han generado esta fenómeno que ha llevado a algunos a aviones a tomar tierra por precaución en los aeródromos de Dublín, Manchester, Liverpool y Jersey. Uno de los vuelos implicados fue una conexión de EasyJet desde Málaga a Liverpool.

Aunque no todo ha sido caos y destrucción, el paso de Ophelia, combinado con el polvo en suspensión proveniente del Sáhara y el humo de los incendios forestales de España y Portugal,  ha permitido ver en Inglaterra y Gales un curioso fenómeno conocido como ‘sol rojo’. El polvo ha provocado que la luz azul, de ondas más cortas, se disperse haciendo que tanto el sol como el cielo se viesen rojos.

Sol Rojo en Londres