La temporada turística en el Port de Sóller no termina de despegar y ya está teniendo consecuencias directas en el sector de la restauración. Varios empresarios locales han comenzado a reducir plantilla ante la caída de facturación respecto al año anterior, lo que ha encendido las alarmas entre comerciantes y hoteleros de la zona.

Joan Ruiz, propietario de los restaurantes Can Joan y Vint en Santa Catalina, ha despedido a cinco empleados por la bajada de ingresos y asegura que otros negocios de la zona atraviesan una situación similar. “Hemos pasado de no encontrar trabajadores a que nos sobren”, lamenta. Ruiz atribuye el descenso a factores como la recesión en países emisores, la inflación y los movimientos sociales críticos con el turismo masivo.

La imagen del Port en julio dista mucho de la habitual en estas fechas: terrazas vacías, menos colas y plazas de aparcamiento disponibles. “Esto es un rebote tras el boom post-COVID. Volvemos a niveles prepandemia, pero con márgenes mucho más ajustados”, advierte Ruiz, que ve patrones similares en otros destinos europeos.

Con un verano “irregular” y una demanda turística más débil de lo esperado, el sector en Sóller empieza a asumir que se está produciendo un cambio de ciclo. La preocupación crece entre empresarios locales, que reclaman una gestión más equilibrada del modelo turístico para evitar un deterioro mayor en los próximos años.