El debate sobre la apertura de los comercios durante los domingos para dar servicio a los turistas que visitan la ciudad de Barcelona se ha reabierto de nuevo. Mientras las grandes empresas abogan no solo por mantener esta medida extraordinaria (vigente desde 2022), sino por ampliarla; desde las asociaciones de comercio de barrio y los sindicatos se oponen de lleno.
Desde el 15 de mayo al 15 de septiembre se permite a los comercios ubicados en las zonas de gran afluencia turística (ZGAT) —como Ciutat Vella o el Eixample— abrir los domingos. La medida fue aprobada por el Ayuntamiento con el fin de acelerar la recuperación económica tras el golpe que supuso la pandemia; sin embargo, el período de vigencia de cuatro años establecido por el consistorio ya ha concluido y ahora se abre una nueva fase de negociaciones para su prórroga o eliminación total.
Tal y como recoge El País, asociaciones como Barcelona Oberta reclaman al Ayuntamiento que les permita abrir hasta durante ocho meses y no cuatro, como hasta ahora. Proponen un período que abarque desde Semana Santa hasta el puente de Todos los Santos. Defienden que así se prolongarían los contratos y se daría respuesta a la demanda del turista de compras. “Barcelona es una ciudad turística líder, pero tenemos los horarios más restrictivos. Vienen miles de turistas a la ciudad, hay una demanda que no cubrimos”, lamenta Joaquim de Toca, secretario de la organización.
En el lado opuesto se sitúan entidades como Barcelona Comerç o los sindicatos. Los primeros, que representan a los comercios de barrio, lamentan que la medida podría suponer su fin. “¿Queremos que Barcelona sea un gran centro comercial abierto siempre? En Madrid pasa eso y se han cargado todo el comercio de proximidad", afirma su presidente Pròsper Puig.
Desde los sindicatos, como CGT, subrayan que la apertura durante las jornadas dominicales no se ha traducido en la contratación de más trabajadores, sino que ha precarizado la situación de los empleados, dificultando la conciliación familiar.