La Comisión Europea ha anunciado la fecha en la que se pondrá en marcha el nuevo Sistema de Entrada y Salida de la UE (Entry/Exit System, EES) para los viajeros de terceros países, es decir, los nuevos controles biométricos —toma de huellas dactilares y fotografías— que sustituirán al tradicional sellado de pasaportes. El día elegido por el ente comunitario ha sido el 12 de octubre y su implantación se llevará a cabo de forma gradual durante seis meses.
El nuevo control fronterizo no solo afectará a quienes viajan en avión, sino también a pasajeros de cruceros que hagan escala en puertos del espacio Schengen.
Reto logístico
Se trata de un nuevo reto logístico para el sector turístico en España, ya que una de las nacionalidades afectadas por este nuevo sistema de entrada es la británica, que a su vez es el principal mercado emisor hacia el país ibérico. Y es que este nuevo sistema podría alargar significativamente los tiempos de espera en los aeropuertos —aún más, en algunos casos, como Madrid o Mallorca—, especialmente durante la temporada alta.
Estos retrasos se deben a que, la primera vez, cada viajero deberá registrar sus datos biométricos. “Puede llevar a cada pasajero unos minutos más, por lo que hay que estar preparado para esperar más tiempo de lo habitual en la frontera, sobre todo, en horas punta”, advierten desde el Foreign Office, del Ministerio de Asuntos Exteriores de Reino Unido. Después de eso, el registro biométrico tendrá una vigencia de tres años. Transcurrido ese periodo, bastará con proporcionar la huella digital o una foto al entrar o salir.
No obstante, la Comisión Europea y el Gobierno británico trabajan ya en campañas informativas para preparar a los viajeros. Todo esto se enmarca en un proceso más amplio que culminará, previsiblemente, a finales de 2026 con la implantación del ETIAS, un permiso obligatorio para ciudadanos de países exentos de visado, entre ellos el Reino Unido, que se asemeja al sistema ETA británico ya en vigor para los ciudadanos de la UE.