Leo en Tourinews que visitar la Acrópolis de Atenas pasará de costar de 12? a 20? y me viene a la cabeza inmediatamente la tasa turística que se va a aplicar en las Islas Baleares a partir del próximo año.

En principio parece que no tienen nada que ver lo uno con lo otro, pero en el fondo se me antoja que ambos tienen el mismo objetivo: aumentar la recaudación a costa de los turistas que visitan el país.

Partiendo de esta similitud, hay sin embargo tres diferencias importantes.

Primera. La Acrópolis es de obligada visita una vez que vas a Atenas, por lo que lo más probable es que todo turista seguirá visitándola a pesar de ser un 66% más caro. No obstante es opcional para el turista visitarla o no, por lo que no todos los viajeros que visiten Atenas se verán sometidos a esta nueva forma de financiación del Estado.

Segunda. Es posible que la mayoría de los que hemos visitado la Acrópolis alguna vez no recordemos lo que nos costó la entrada. Quienes vayan a visitarla a partir de ahora no sabrán que antes era sensiblemente más barato hacerlo. La tasa turística balear, sin embargo, la verá reflejada el contribuyente de una forma mucho más transparente, se pague en el aeropuerto, en la factura del hotel o en la del turoperador.

Tercera. Al pagar la entrada de la Acrópolis, el turista recibe un beneficio directo muy claro: el acceso a un monumento histórico con un valor cultural y artístico incalculable. Con el pago de la tasa turística de Baleares, sus promotores aseguran que ?mejorará la competitividad de las Islas? y que ?se invertirá en la mejora de las zonas turísticas?. ¿Se beneficia de alguna manera el turista que la paga? ¿Quién realmente recibe el beneficio, el visitante o el destino?

Parece que hay formas más sutiles de financiarse.