La atención mediática está puesta sobre los aeropuertos y las líneas aéreas. La amenaza terrorista que pesa sobre la industria aérea ha llegado a tal punto que cualquier incidente que tenga relación con ella es motivo de atención para todos los medios, usuarios de redes sociales y lectores.

El último ejemplo de esta fijación social ocurrió durante la pasada noche, cuando todas las alarmas saltaron en relación a un avión de Malaysia Airlines y el Aeropuerto de Melbourne (Australia). Las primeras informaciones señalaban que un avión de esta compañía había sido víctima de un secuestro, aunque finalmente, tal y como señala la aerolínea la situación se saldó como un simple incidente resuelto por la tripulación y, posteriormente, por las fuerzas de seguridad de Australia.

El vuelo MH128 que cubría la ruta entre el aeropuerto de Melbourne (Australia) y Kuala Lumpur (Singapur) tuvo que regresar al aeródromo australiano tan sólo 20 minutos después del despegue debido a que un pasajero mostró una conducta “perturbadora”. Según relatan diferentes testigos, el hombre atacó a una de las tripulantes mientras intentaba acceder a la cabina alegando que poseía explosivos. El personal de la aerolínea con la ayuda de un pasajero logró contener al pasajero que fue inmediatamente esposado y sometido.

Finalmente, las fuerzas de seguridad accedieron al avión cuando este tomo tierra, como se puede comprobar en los siguientes vídeos.

Durante el desarrollo de los sucesos, el aeródromo de Melbourne se vio obligado a suspender todas sus actividades paralizando todos los vuelos que tenían que despegar en el momento. No obstante, tal y como han comunicado a través de su página web, la situación ya se ha restablecido, aunque prevén que se produzcan “retrasos hasta que las operaciones vuelvan a la normalidad”.

Por su parte, la aerolínea reprogramó el vuelo para las 20:00 horas del 1 de junio, proveyendo de alojamiento en hoteles locales a los pasajeros y recolocando en otros vuelos a aquellos que tenían conexiones programadas. Además, agradeció la actuación de “todos los involucrados durante la situación de emergencia”.

Actualmente se está llevando a cabo una investigación liderada por las autoridades australianas para esclarecer este incidente que ya ha dado la vuelta al mundo. Hasta el momento, la policía del estado de Victoria ha revelado que el sospechoso es un ciudadano de Sri Lanka de 25 años de edad, que había abandonado una institución psiquiátrica de Melbourne. Por tanto, pese a que en un principio fue tratado como una posible amenaza terrorista, después se determinó que se trataba de un suceso debido a “un problema mental”.