El éxito turístico y una demanda incesante no siempre son positivos respecto al funcionamiento de algunas infraestructuras del sector que, en ocasiones, se ven desbordadas. Este es el caso del aeropuerto Josep Tarradellas Barcelona-El Prat, que este verano comprobará verdaderamente los límites de su capacidad operativa.
Y es que el crecimiento del sector de los viajes está situando al aeródromo barcelonés al borde de su tope máximo de capacidad para recibir y gestionar el tránsito de pasajeros, fijado en 55 millones al año. Tal y como recoge La Vanguardia, El Prat encadena seis meses batiendo récord de pasajeros, por encima del registro del 2019 —año de referencia precovid—, cuando en el conjunto del año llegó a 52,7 millones de personas transportadas.
Desde las aerolíneas han calificado de “desafío” los próximos tres meses de verano en la infraestructura. Por su parte, fuentes de Aena han señalado al citado diario que las tareas para optimizar la operativa “son permanentes” y se desarrollan más allá de la campaña de verano, ya que el aeropuerto “está registrando elevados datos de tráfico y su capacidad es limitada”.