Cada año, con el inicio del período navideño, miles de turistas ponen rumbo a Rovaniemi, ciudad ubicada en Laponia (Finlandia), donde se encuentra el pueblo de Papá Noel. Las familias llevan a los más pequeños para que puedan conocer en persona a Santa Claus, pero este año Finlandia no permite la llegada de turistas extranjeros, para evitar la propagación del Covid-19.

Tal y como relata Clarín, la población está casi desierta y apenas unas decenas de turistas se han dado cita para poder ver al bonachón anciano vestido de rojo a través de una pantalla de protección.

El turismo es una actividad esencial para la región de Laponia, que en el 2019 registró 2,9 millones de pernoctaciones, mientras que este año no alcanza el medio millón, que se produjeron, esencialmente, en el período anterior a que estallara la pandemia.

Sanna Kärkkäinen, presidenta de la oficina de turismo de Laponia, cifra que hasta el momento han dejado de ingresar 700 millones de euros por el Covid-19, y es que además de los 79 euros que abonan los visitantes por acceder al parque, los negocios locales también han sufrido el impacto. El impacto ha sido tal que numerosas empresas se han declarado en quiebra resultando en la destrucción de 5.000 empleos relacionados directamente con el turismo.