A Estambul (Turquía) se vuela desde cinco aeropuertos españoles. Es un viaje que merece la pena y que millones de europeos hacen cada año, pero los más aventureros o amantes de la literatura y de la historia deberían alquilar allí un coche y lanzarse unos 250 kilómetros pasando la ciudad de Galipoli hasta el final de la península, para terminar cruzando en ferry al lado asiático, hasta Kanakkale, una pequeña capital costera y el punto desde el que se parte para visitar las ruinas de Troya. En los últimos 50 kilómetros del camino hay más historia y literatura que en la mayor parte de las naciones.

En el extremo, el estrecho de los Dardanelos, el antiguo Helesponto era el paso ineluctable hacia el mundo desconocido, o la puerta de Asia. Por allí cruzan Jasón y los Argonautas en busca del Vellocino de oro, Alejandro para iniciar su conquista de Asia, Jerjes y sus tropas invencibles pero vencidas y tantos otros. Byron lo cruza a nado en 1810 en homenaje a Leandro, que tenía que atravesarlo cada noche para ver a su amante la sacerdotisa Hero, hasta que se ahogó. Allí nace la moderna Turquía cuando en la primera guerra mundial la expedición franco británica con apoyo de neozelandeses y australianos, en una operación diseñada por Churchill, Ministro de Marina, fracasa tanto por mar como por tierra y deja más de 500.000 muertos entre ambos bandos. Los defensores, inferiores en número, uno de cuyos jefes era el joven coronel Mustafa Kemal, conocido después como Ataturk, consiguieron un éxito que permitió a este llegar la presidencia, terminar con la corrupta monarquía y empezar un proceso de modernización, que incluyó el laicismo, hoy en decadencia tras las repetidas victorias electorales de los islamistas de Racip Erdogan. Lo que al turco le dio prestigio al inglés le causó deshonor y Churchill tuvo que dimitir asumiendo su fracaso. En Turquía se la conoce como la batalla de Kanakkale.

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A unos veinticinco kilómetros de Kanakkale se encuentran las ruinas de Troya, bien mantenidas y con buena accesibilidad lo que permite una fácil visita. El mar que se alzaba en época clásica hasta las cercanías de la ciudad se encuentra hoy a cinco kilómetros. Como hemos cruzado los Dardanelos entendemos la importancia estratégica de esa ciudad en la antigüedad como centro militar y comercial. Algunos historiadores señalan que la importancia estratégica de ese centro comercial y militar fue el determinante de la famosa guerra y el rapto –consentido- de la bella Helena una disculpa.

En la antigüedad el lugar era reconocido, Heródoto lo identifica y Alejandro hizo sacrificios en las supuestas tumbas de Aquiles y Patroclo, pero luego los historiadores creyeron que todo era una leyenda, hasta que el británico Calvet inició las excavaciones que continuaría el alemán Schlimann en 1868, que encontró sucesivas capas desde la Edad de Bronce hasta el siglo cuarto de nuestra era e identificó Troya VII como la de la guerra (1350 A.C.). También encontró el famoso tesoro de Priamo, comprado por los Museos de Berlín, y enviado, en su mayor parte, a la Unión Soviética tras la segunda Guerra Mundial. Sus métodos fueron muy discutidos y para algunos “destruyó con sus excavaciones lo que los griegos no pudieron hacer”.

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Fortaleza defensiva a orillas de los Dardanelos| Foto: Hoja de Rutas

De las numerosas obras que trataron sobre la  guerra solo han llegado hasta nosotros las dos de Homero, transmitidas originalmente de forma oral pero luego escritas, la Ilíada y la Odisea. Este es el momento y el lugar para leerlas o releerlas. Son mucho más divertidas y amenas de lo que muchos se imaginan. Puro realismo mágico. No son solo los humanos los que luchan, de hecho los protagonistas son “héroes”, hijos de humanos y dioses, que se ven protegidos y apoyados por estos. Afrodita, madre de Eneas, apoya a Paris que la escogió a ella y a la belleza frente al poder y la riqueza. Helena es hija de Zeus, mientras Atenea y Poseidón están de parte de los aqueos.

Tendremos que subir a los restos de la muralla para ver cómo Aquiles mata y arrastra a Héctor, que a su vez había terminado con el amante del primero Patroclo, y cómo Paris consigue acertar con la flecha en el talón de Aquiles, cómo Casandra predice todos los males y al final, tras más de  diez años de guerra, como Odiseo engaña a los troyanos con su famoso caballo .

El único de los troyanos que se salva es Eneas que viaja al Lacio guiado por su madre para que sus descendientes funden Roma, como cuenta Virgilio en La Eneida. Funda la estirpe de los Julios que pueden así reclamar su descendencia divina, mientras que Odiseo tarda otros diez años en llegar a Ítaca.

Con la Ilíada en la mano las piedras de Troya son más fáciles de comprender.