Las cifras que maneja Exceltur en su Informe del 31 de marzo de 2020 sobre el Impacto del COVID19 sobre el sector turístico no pueden ser más preocupantes. Incluso en la optimista hipótesis que maneja -de 4 meses de contención de la pandemia cuyo pico se prevé para el 20 de mayo de 2020 y de recuperación de la toma de decisiones de viajes en 3 o 4 semanas-, la incertidumbre sobre la recuperación del mercado turístico es extremadamente alta y el debate que se genere en distintos ámbitos de la sociedad puede producir, con el resultado de la discusión, distintas soluciones que puedan atemperar las dudas que planean ahora en Canarias y en otros destinos turísticos consolidados.
Las ideas disruptivas están asociadas habitualmente a procesos de creatividad y a cambios de modelos, a modificaciones radicales. Pero la disrupción forzada a la que aboca la referida pandemia nos permite proponer distintas estrategias que el sector turístico, con el necesario acompañamiento de las administraciones públicas y a la espera del compromiso de Europa, podría abordar para intentar paliar y lentificar los previsibles efectos negativos sobre nuestro principal motor económico, al menos hasta la aparición de soluciones médicas que tranquilicen a un sector que tiene en la movilidad y el contacto social algunos de sus elementos clave, los mismos que se conforman como vectores de contagio del virus.
1. Cierre de establecimientos alojativos vs. procesos de renovación y modernización
La Orden SND/257/2020 de 19 de marzo, por la que se declaraba la suspensión de apertura al público de establecimientos de alojamiento turístico, de acuerdo con el artículo 10.6 del Real Decreto 463/2020de 14 de marzo, por el que se declaraba el estado de alarma para la gestión de la situación de crisis sanitaria ocasionada por el COVID-19, supuso una medida necesaria que incluso el sector hotelero recibió con alivio, pero que obligó a improvisar y reajustar la cuenta de resultados del empresariado turístico. Nuestro mercado, profundamente desestacionalizado, ha encontrado en su alto nivel de ocupación, una compresible excusa para no emprender procesos de renovación y modernización de la oferta alojativa (e incluso complementaria) que, según los datos ofrecidos por el Plan General de Ordenación Supletorio de San Bartolomé de Tirajana del año 2015, acumula un elevado nivel de obsolescencia y que en algunas piezas territoriales turísticas supera los 50 años.
Todo ello podría justificar ampliamente afrontar un decidido Plan de Modernización de Alojamientos Turísticos (previendo que el sector de la construcción pueda salir de la actual “hibernación” económica que además ayude a dinamizar el empleo), utilizando las herramientas de planeamiento existentes, habiendo aprendido de experiencias anteriores sobre la deriva judicial de los Planes de Modernización, Mejora e Incremento de la Competitividad y ofreciendo al sector empresarial estímulos que permitan afrontar ambiciosos proyectos que, sin duda, verá recompensado su esfuerzo por el incremento de la competitividad una vez se normalice el mercado turístico internacional.
2. ERTES vs. formación y actualización
Hasta el día 6 de abril de 2020, según el Gobierno de Canarias, se habrían solicitado 24.337 ERTES que han supuesto el cese temporal del empleo o la reducción de las horas de trabajo para 186.754 personas en las islas. Según los propios datos ofrecidos por el ejecutivo, por grupos de actividad económica, el 32,91% corresponde a la hostelería, el 25,93% al comercio, el 7,89% a otros servicios; el transporte y almacenamiento alcanzan el 6,34% y un 4,06% para las actividades artísticas recreativas y de entretenimiento. Parece, a la vista de estos datos, que el sector turístico será el que acumule mayor número de expedientes y esa medida transitoria puede suponer una oportunidad para las empresas y los trabajadores con apoyo en el Real Decreto 694/2017, de 3 de julio, por el que se desarrolla la Ley 30/2015, de 9 de septiembre, por la que se regula el Sistema de Formación Profesional para el Empleo en el ámbito laboral, afrontando proyectos de formación actualizados y adaptados a las nuevas circunstancias.
La pandemia obligará a modificar las operaciones y procesos operativos de los establecimientos turísticos, los protocolos de actuación cotidiana y ante situaciones de contingencia, y todo ello precisará de la necesaria actividad formativa que invite a la reincorporación al mercado de trabajo con todas las garantías higiénico-sanitarias para los empleados, clientes y empresas.
3. Accesibilidad y clientes vs. Inmunidad
Incluso para prestigiosos epidemiólogos y virólogos resulta precipitado poder detallar las peculiaridades del virus, aunque parece que las distintas experiencias apuntan a que las personas que han sufrido el COVID-19 (de madera sintomática o asintomática) desarrollan inmunidad frente al SARS-CoV-2 con cierta probabilidad de que tras un periodo de tiempo desconocido estas puedan volver a padecerlo. Esta incertidumbre sanitaria podría explicar una medida que a priori podría desatar cierto reparo por discriminatoria pero que para otros ámbitos ha tenido cierto predicamento en nuestros países emisores. El epidemiólogo alemán Gérard Krause, del Centro Helmholtz de Investigación sobre Enfermedades Infecciosas, ha propuesto la creación de un carnet o credencial para las personas con anticuerpos del virus que permita a sus poseedores poder reincorporarse a su vida laboral con todas las condiciones de seguridad. En la misma línea Matt Hancock, Ministro de Salud británico, se ha manifestado en la posibilidad de expedir certificados de inmunidad que permitan evitar las restricciones de movilidad a sus poseedores; es previsible que países como Francia e Italia, receptores de turismo, pudieran asumir dicha estrategia.
España, que ha acreditado en innumerables ocasiones y ahora también la potencialidad de su sistema de salud, podría establecer un “certificado de inmunidad” a través de la conexión de las compañías de transporte con el Ministerio de Sanidad o las Consejerías competentes de las Comunidades Autónomas, al modo y manera que en Canarias se realiza la acreditación de la residencia a través del Ministerio de Fomento. Ello con la necesaria protección de los datos de los particulares, en una estrategia que podría ampliarse al ámbito de la Unión Europea, con la protocolización y homogeneización del referido certificado.
4. Posicionamiento vs. potencialidades del destino
El primer caso (importado) de COVID19 en España se produjo en Canarias y la manera improvisada (por desconocimiento) pero valiente de acometerlo y la propia peculiaridad insular de nuestro territorio evitó la propagación descontrolada a lo largo de nuestro archipiélago. En los últimos años la estrategia basada en el respeto al medio ambiente y el desarrollo sostenible, con la consecuente sensibilización sobre el cambio climático, que se ha proyectado institucional y empresarialmente debe sumar un nuevo elemento: la salud y el bienestar, otro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible que propugna la generación de más iniciativas para hacer frente a nuevos retos persistentes y emergentes relativos a la salud.
Canarias, destino turístico de primer orden, posee excelentes condiciones de aislamiento y conectividad que permiten tratar las pandemias con mayor eficiencia que otros territorios continentales por las propias limitaciones geomorfológicas y su eficaz control de fronteras, que en casos extremos permite repatriaciones masivas en un corto espacio de tiempo, minimizando así los perversos efectos de la alta contagiosidad de un virus como el COVID19.
Sobre estas y otras propuestas (la generalización de la realización de pruebas diagnósticas, el fomento de los productos kilómetro 0, la nueva estrategia promocional, la generación de líneas de subvención para la promoción del turismo interior, etc.), habrá que seguir trabajando, puliendo y ofreciendo alternativas de pervivencia del sector turístico en los próximos meses que permitan superar, en alguna medida, el drama que supone la pérdida cotidiana de cientos de vidas humanas que hemos normalizado y sometido casi exclusivamente a un análisis estadístico y que solo puede servir para prevenir, con mayor contundencia las pandemias que se vaticinan para los próximos años.
José M. Sanabria Díaz es abogado, TEAT, Master Internacional de Turismo, Master en Derecho Urbanístico de Canarias, Profesor Asociado de la ULPGC