Las aerolíneas están buscando nuevas formas de obtener ingresos por servicios complementarios. Esto ha disparado la imaginativa de las compañías como Ryanair que está otorgando asientos separados a personas que por diferentes circunstancias necesiten viajar juntas para incentivar el pago de una cuota por asegurar el asiento.

El pasado mes de junio, la polémica estalló por el caso de un anciano que tuvo que pagar 10,21 euros por poder volar junto a su nieto de cinco años en un avión de la ‘low cost’ irlandesa. Ahora la misma situación se traslada a la española Vueling tal y como traslada Carles Romero Martínez en el siguiente texto:

Vueling

Quería compartir con todos vosotros una situación que viví ayer [27 de julio] con claros tintes surrealistas fruto de una tendencia excesivamente mercantil de las compañías aéreas.

La próxima semana inicio unas vacaciones familiares a Italia. Viajo con mis dos hijos: el mayor de 13 años, que como sabéis los que me conocéis tiene síndrome de Down, y el pequeño de 8. Hace unos meses compré por Internet los billetes de avión con la compañía Vueling, una tarifa básica. Ayer, al realizar el check in a través de su portal de internet, se me asignaron asientos separados (dos y uno). Decido pues explicar que cómo voy a viajar separado de mis hijos y llamo a un 902 -de pago por supuesto-. Después de hablar con una máquina durante varios minutos en castellano, fue imposible hablar con nadie y, finalmente, lo conseguí en catalán. Expuse el caso y la solución que me ofrecieron fue que me cambiara de tarifa y pagara. ¿Cómo? ¿Pagar para viajar al lado de mis hijos? ¡NI HABLAR! No pienso pagar para viajar y tutelar a mis hijos, incluso argumenté un tema de seguridad –imagínate- le dije a la operadora que el niño tiene pánico y es su segundo vuelo, ni por esas… Pásame con un supervisor… Misma respuesta: “si quiere viajar al lado de sus hijos pague”, “no es posible hacerlo desde aquí”, “en todo caso, pásese por las oficinas de Vueling del aeropuerto el mismo día a ver si pueden ellos hacer algo”... Le contesté, si somos capaces de enviar una sonda al planeta Marte, no me digas que no se puede cambiar un asiento en un avión a una semana vista... ¡Venga!

Carles Romero Martínez

De hecho este escrito no pretende hablar de la queja, sino de luchar hasta conseguir lo que crees que es justo. Lo siguiente que hice fue denunciarlo en un medio de comunicación y por supuesto, buscar otros teléfonos de Vueling -oficinas centrales- hasta que conseguí hablar con alguien que sí pudo cambiar lo que una hora antes era imposible cambiar. Se me argumentó de la excepcionalidad de mi situación, debo ser el único padre de la historia que viaja con sus hijos. El tema es que no nos quejamos suficiente, que nos toman por tontos; PERO si todos nos quejamos podemos hacer cambiar muchas cosas, TODAS las cosas.

Os pido que me ayudéis a hacer difusión de este escrito, para que se avergüencen un poco y para que otras familias no se vean obligadas a viajar separadas de sus hijos si no pagan un plus.

“Tot és possible, tot està per fer” (Todo es possible, todo está por hacer),  Miquel Martí i Pol

Suscripción

Sin duda, la protesta de un padre que se revuelve contra uno de los últimos movimientos de las aerolíneas. Cómo responderán el resto de usuarios y las compañías al respecto, está por verse. Todo dependerá de qué lado se sitúe la balanza entre resultados económicos y reputación de marca.