Tourinews ha tenido la oportunidad de entrevistar a Francisco Javier Sánchez Eizaguirre, psicólogo y decano del Colegio Oficial de Psicólogos de Las Palmas.

Francisco Sánchez ha explicado que, tras la pandemia, será común ver dos tipos de comportamiento opuestos que han desarrollado las personas durante este periodo excepcional: el síndrome de la cabaña y los viajes compulsivos. Sin embargo, el psicólogo cree que estas serán conductas de carácter transitorio y que la población “recuperará su situación normal una vez haya realizado tres o cuatro viajes y se dé cuenta de que ya lo puede hacer”. El problema podría surgir si ese estímulo se convirtiera en adicción, afectando a diferentes áreas de la vida de las personas que lo sufrieran.

Pregunta (P): Como psicólogo, ¿ha oído hablar del ‘turismo de venganza’?

Respuesta (R): La verdad es que es la primera vez que lo escucho, pero, al fin y al cabo, es una manera de referirse a una situación que se puede producir en el periodo de post-pandemia. Realmente es una necesidad que puede tener mucha gente, que no toda, de viajar, moverse y salir del confinamiento, que no solamente ha sido físico, sino en muchos aspectos también ha sido mental. Puede que se dé esa reacción, igual que puede que se dé la reacción contraria, como el famoso síndrome de la cabaña, que consiste en que la gente desarrolla miedo a salir a la calle. Podremos ver que se den situaciones en los dos extremos, desde gente que intentará recuperar un ritmo de vida que ya tenía previo a la pandemia, hasta gente que lo que intentará será desahogarse y dejar atrás el confinamiento y las restricciones, pensando en aprovechar el tiempo y la libertad por si se dieran de nuevo las restricciones de movilidad.

Pero yo creo que estas serán situaciones de carácter transitorio que se darán, para la mayor parte de la población, durante un periodo inicial. Si nos fijamos en el periodo navideño, todos vimos las reacciones de compras y salidas masivas, de gastar dinero. También ocurrió en verano, cuando se nos comunicó que habíamos vencido a la pandemia, todo el mundo salió a disfrutar de las vacaciones y nos llegó la segunda ola. Pues esas mismas actitudes se podrán reproducir en las personas que les gusta viajar, una vez las restricciones de confinamiento y de viaje queden liberadas y se pueda recuperar la normalidad, debido a la inmunización gracias a la vacuna.



 

P: Si hablamos de compras compulsivas y de viajes compulsivos, ¿qué hay detrás de ese comportamiento psicológicamente?

R: Habrá gente que normalmente no suele tener este tipo de comportamientos en su vida diaria, pero que le puede servir en un momento determinado como un desahogo. Entonces, ese comportamiento será limitado en el tiempo, hasta que más o menos la persona recupere la tranquilidad mental y vuelva a su situación de normalidad. Pero habrá gente que desarrolle ese comportamiento de compras compulsivas porque sufren obsesiones o adicciones, porque al igual que se sufre de ludopatía se puede sufrir de adicción a comprar sin mesura. Ahí ya estaríamos hablando de comportamientos obsesivos, que afectan a la vida laboral, social y familiar, y eso indicaría que la persona necesitaría intervención profesional y tratamiento para poder recuperar el control de la situación y de su vida.

P: Sería muy curioso que llegaran pacientes a la consulta del psicólogo comentándoles que no pueden parar de hacer la maleta y marcharse de viaje…

R: Son parámetros que a nosotros ahora mismo, a nivel de consulta, no nos están llegando. Lo que sí nos está llegando son personas que están muy ansiosas y sufren, incluso, depresión por no poder moverse ni realizar actividades con las que estaban habituadas. Como no están acostumbrados a este tipo de situación, no la están viviendo de la manera adecuada y acuden al psicólogo para que les orienten y les faciliten una serie de pautas de adaptación. Si a nosotros nos viniera gente sufriendo la situación que has comentado, tendríamos que darle unas pautas para que ordenaran sus procesos de atención y controlaran su aspecto emocional. Porque nosotros podremos viajar, pero nuestra vida depende de muchos otros factores (laborales, familiares, sociales…) que no siempre nos ofrecen esa libertad para estar viajando cuando queramos. Y también depende del factor económico.
 

Playas abarrotadas

Playas llenas de turistas y veraneantes

P: Cuando alguien busca esa compensación, 'viajando a lo bestia' o a través de compras compulsivas, ¿se alcanza la serenidad o se buscan más dosis?

R: Eso la gente lo hace cuando busca una gratificación y es lo que ya te he comentado, habrá gente que lo hará en un momento inicial para intentar recuperar el tiempo que ha estado encerrado y tener una gratificación inmediata. La mayor parte de la población que pueda hacer eso y se pueda permitir poder hacer esos viajes, recuperará su situación normal una vez haya realizado tres o cuatro viajes y se dé cuenta de que ya lo puede hacer, que en principio no va a haber más restricciones ni limitaciones de movimiento. Lo problemático sería que ese viaje se convirtiera en algo compulsivo, en una verdadera obsesión, porque entonces ya son viajes que escaparían de su control y, como con cualquier adicción, cada vez necesitaría más. Eso perjudicaría su vida laboral, familiar, económica y sus relaciones con los demás.

P: Si seccionáramos estos dos perfiles, la persona que sufre síndrome de la cabaña y el turismo de venganza, ¿se podría decir que unos van a buscar la adrenalina y otros la paz y la naturaleza?

R: No, no tiene nada que ver. Normalmente, una persona con síndrome de la cabaña se queda en casa por seguridad, porque siente miedo. Es como si sufriese una especie de agorafobia y no quiere salir a la calle porque se ha convertido para ella en un lugar peligroso. Es totalmente diferente a un viajero compulsivo, porque este lo que quiere es estar todo el día en la calle, por simplificar un poco. Su casa se convierte en su enemigo, como quien dice.

Una vez esto se normalice, se pueda recuperar la dinámica de viajes y tengamos libertad de movimiento, lo más seguro es que habrá un estímulo muy grande en los viajes. O sea que, en principio, por lo menos los primeros meses, eso se notará y yo creo que en un periodo de seis meses se volverá a recuperar un poco la normalidad.