La pandemia de coronavirus ha dejado escenarios inauditos. En marzo de 2020, España se encerró en casa y prácticamente toda actividad productiva se vio paralizada cerca de dos meses. Los economistas aseguraron ya entonces que todo ello supondría un retroceso de la economía española a niveles similares a los años posteriores a la Guerra Civil.

Una de las principales actividades económicas de nuestro país es, sin duda, el turismo. Prueba de ello es que en 2019, de todo el empleo creado, un 23,3% fue en esta actividad. Ese mismo año, España batió records en llegada de turistas: 83,7 millones de visitantes. Sin embargo, el coronavirus irrumpió, el miedo al contagio y las diferentes restricciones hicieron que la sociedad dejara de viajar. España recibió en 2020 solo 19 millones de turistas, lo que supuso una caída del 77,3% con respecto a 2019.

Si tomamos como referencia datos puramente económicos, del 12,3% del PIB que suponía el turismo en 2019, durante el 2020 la importancia de esta actividad en la producción nacional cayó hasta el 4,3%. En cuanto al empleo turístico, durante 2020, se perdió un 38,1% de los puestos de trabajo, frente al 2,5% en el resto de sectores.

Pero además de los números, todo ello tiene unas consecuencias sociales: familias con todos sus miembros sin empleo (1.197.000 hogares), aumento en las solicitudes de ayudas sociales o alimentarias, etc. Desde el comienzo de la pandemia ha crecido un 70% el número de solicitudes de ayuda a distintas ONG. Incluso en las ciudades o regiones eminentemente turísticas, las personas se agolpan en las denominadas “colas del hambre”.
 

cruz roja

Reparto de alimentos a familias vulnerables de Cruz Roja | Foto: Cruz Roja

Cataluña

En Cataluña, por ejemplo, la llegada de turistas cayó un 80% en 2020, con su consecuente pérdida del gasto turístico, cifrada en aproximadamente 15.000 millones de euros.

En abril de 2020, cuando apenas había pasado un mes de confinamiento, las solicitudes al Banco de Alimentos en la capital catalana se habían incrementado en 25.000 nuevas peticiones. A día de hoy y como ejemplo, todos los fines de semana, más de 100 personas siguen guardando cola a las puertas del Indian Culture Centre, donde reparten alimentos de primera necesidad.

De hecho, el Gobierno de España se ha comprometido a enviar cerca de 4.400 toneladas de alimentos a Cataluña a lo largo del mes de febrero.

Islas Baleares

Las islas mediterráneas también han sido de las comunidades autónomas que más turistas han perdido en el 2020 con respecto al anterior. En el caso de Baleares, la disminución en la llegada de visitantes está cifrada en un 87,4%. En una región donde el turismo suponía tradicionalmente en un año casi el 35% del PIB, durante el tercer trimestre del 2020 (cuando las fronteras ya estaban abiertas) este indicador sufrió una caída de 21,3 puntos porcentuales.

En el caso del empleo, la Encuesta de Población Activa (EPA) de enero de 2021 reflejaba que en el Archipiélago hay un 36,9% más de tasa de desempleo que en el mismo mes del año anterior, cuando aún no había estallado la pandemia en España.

Todo ello ha llevado al nacimiento de numerosas asociaciones para luchar por diferentes causas, desde la exigencia para una vacunación más rápida, y así salvar el turismo y la economía de las islas, hasta el reparto de alimentos entre vecinos.
 


Los datos son sobrecogedores: el informe 'Primers impactes de la COVID-19 a la societat de les Illes Balears', elaborado por L'Observatori Social de les Illes Balears con el apoyo de la Fundación la Caixa, CaixaBank y la Conselleria de Asuntos Sociales y Deportes, refleja que hay 33.000 personas en situación de pobreza severa en las islas.

Islas Canarias

Si nos desplazamos hacia el otro archipiélago español, la situación no mejora. En Canarias, el turismo suponía en 2019 el 35% del PIB y el 40% del empleo. Un ejemplo del impacto de la pandemia en las islas es el retroceso que sufrió el PIB en el tercer trimestre de 2020 con respecto al mismo periodo del año anterior (-19,8%, llegando a un descenso del 24,8% en el caso del sector servicios).

Durante el 2020, el paro creció un 29,38% en las islas. Se trata de la segunda subida más intensa de España y la destrucción de empleo multiplica por cuatro la media nacional. En cuanto a los trabajadores, 80.000 personas siguen dentro de los ERTE, lo que supone el doble de la media española.

Todo ello está llevando a las familias a recurrir a ayudas sociales y ONG. Desde el inicio del confinamiento en marzo hasta el 30 de junio de 2020, se había incrementado en un 85% las atenciones por parte de Cáritas a los hogares. En el caso del Banco de Alimentos de Las Palmas, en esos mismos 3 meses se vio incrementado el número de beneficiarios de ayudas en 8.152 y la cifra no paraba de subir, según Pedro Lorca, presidente de la entidad.


Otras comunidades

Comunidad Valenciana: El turismo representaba el 15,5% del PIB y el 15,9% del empleo en 2019; en 2020, la llegada de turistas internacionales fue un 73,3% inferior a 2019, hecho que sumado a las restricciones de movilidad en España hizo ingresar 11.000 euros menos al sector, mientras el paro crecía un 2,3%.

Ejemplo de las consecuencias sociales de estos datos son las más de 250 familias que llevaban toda la vida trabajando, pero que ahora han perdido el empleo y que ahora son atendidas en el comedor social y albergue para familias desahuciadas que se han instalado en el centro financiero de la ciudad de Valencia.

Andalucía: La llegada de turistas extranjeros ha registrado un 77,5% de caída durante el 2020, en una región como la andaluza, donde el turismo suponía el 14% del PIB. La tasa de desempleo, por su parte, ha crecido 1,94 puntos durante el año de la pandemia con respecto al anterior.

En el caso de Andalucía, la situación puede llegar a ser muy preocupante, ya que desde antes de la crisis se situaba como la Comunidad Autónoma con la mayor tasa de pobreza de España, superando en 5,5 puntos la media nacional. Solo en la ciudad de Granada, donde la población no llega al millón de habitantes, se ha incrementado en 2.000 el número de familias en las “colas del hambre”, tal y como ha confirmado el concejal de Derechos Sociales, José Antonio Huertas.