Saltan todas las alarmas por el turismo médico en México. La muerte en Puerto Vallarta de Jessica Rossman, una reconocida abogada ya jubilada y exejecutiva de United Airlines, pocos días después de someterse a un tratamiento estético “poco invasivo” en una clínica especializada en botox, rellenos faciales y microagujas ha resonado con fuerza en los medios de comunicación estadounidenses, lo que podría provocar el terror en el principal mercado turístico para México.

Esto se debe a que el de Jessica Rosseman se trata de un caso particular y que, a pesar de haber ocurrido a principios de abril, guarda todavía muchas incógnitas. La pareja de Rossman denunció su desaparición al ver que no regresaba a casa, y 28 horas más tarde, su hermano Lucho Rossman recibió la noticia de que el cuerpo de Jessica había sido localizado en la morgue de la ciudad. 

Según medios mexicanos, como Milenio, el certificado de defunción indica que la abogada falleció a causa de un edema pulmonar y una miocardiopatía ventricular derecha arritmogénica. Sin embargo, la familia cree que la muerte de Jessica está relacionada con el tratamiento médico al que se sometió y querían trasladar el cuerpo a Houston (Estados Unidos) para que se le realizara una autopsia independiente.

Finalmente, los restos de la mujer fueron incinerados el 23 de abril sin que la familia fuera notificada, aunque su pareja, Gordon Bethune, sí había autorizado la incineración. El abogado de la pareja, Billy Shepherd, también había confirmado la legalidad del proceso.

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