El rechazo a las vacunas se ha convertido en tendencia en Estados Unidos. Y es que, en el país americano cada vez cobran más fuerza las teorías conspiratorias sobre la inmunización contra enfermedades, lo que podría suponer un grave problema para la salud pública

Según ha informado El Mundo, algunos ciudadanos estadounidenses creen que las vacunas son un complot por parte del estado y farmacéuticas, así como que causan autismo. En muchos estados, incluso, la ley deja en manos de los padres la decisión de vacunar o no a sus hijos, alegando razones éticas o religiosas.

Además, el actual presidente de Estados Unidos indicó en un tweet, en el año 2012, que las “combinaciones masivas de inyecciones a los niños pequeños son la causa del gran aumento de los casos de autismo”. Discurso que moderó tres años después como candidato a la presidencia y que en la actualidad, concretamente el mes pasado, ha cambiado. “Tienen que vacunarlos ya”, aseveró Donald Trump.

Lo cierto es que en Estados Unidos se han dado diferentes brotes de sarampión, especialmente en California y Nueva York, que han activado todas las alarmas. El rechazo a las vacunas ha multiplicado por 10 los casos de esta enfermedad desde el año 2016 y en la actualidad existen unos 1.000 afectados en al menos 26 estados.

Debido a la magnitud de la situación, diferentes estados han endurecido los criterios para que los padres decidan vacunar o no a sus hijos. Incluso, la ciudad de Nueva York ha decretado dos estados de emergencia por esta epidema. Esta tendencia viene fomentada, principalmente, por dos estilos de vida. Una de ellas alega motivos religiones y la otroa “naturistas”.

Los turistas que forman parte del movimiento antivacunas han reintroducido el virus del sarampión en algunos destinos donde ya estaba erradicado, como Costa Rica. También se han registrados casos importados en México.