El aeropuerto londinense quiere reducir sus emisiones de carbono a lo largo de la próxima década, así lo ha planteado en su proposición de proyecto de 7.100 millones de libras para construir una segunda pista. Se trataría de un punto a favor para ganar en la pugna que mantiene con el aeropuerto de Heathrow. Para ello, han contratado a Simon Sturgis, experto en el análisis de emisiones para que mejore la calidad del aire. Además, el aeropuerto planea sanciones financieras a las aerolíneas para que incorporen vehículos eléctricos para el transporte de los pasajeros