Tras 13 años y más de 90 millones de inversión, el aeropuerto de Lleida-Alguaire ha encontrado por fin su sitio en el sector aéreo, tras fracasar como recinto para el tráfico de pasajeros. En los últimos años, el aeródromo se ha reconvertido en un “laboratorio tecnológico” para la aviación industrial europea.
Esta infraestructura aeroportuaria fue inaugurada en 2010 con el objetivo de alcanzar una cifra cercana a los 400.000 pasajeros en la siguiente década, así como 3.500 toneladas de mercancías, ingresos de 50 millones de euros al año y una contratación directa de más de cien personas. Sin embargo, la realidad fue muy distinta, dado que tras 13 años de historia el recinto no llegó a alcanzar la media anual de 40.000 pasajeros y la plantilla se redujo hasta los ocho trabajadores directos. Su cercanía al gran hub nacional e internacional que es el Aeropuerto Josep Tarradellas Barcelona-El Prat contribuyó a su ruina económica, informa Diari Ara.
En la actualidad y tras un proyecto de reconversión auspiciado por su actual director, Toni Serra, el aeródromo se ha erigido en referencia europea en cuanto al desarrollo y pruebas de nuevas tecnologías. Actualmente, es la primera base operativa de Europa con la autorización para realizar pruebas con dron-taxi sin tripulación, también alberga una escuela de pilotos, en su mayoría de compañías indias y vietnamitas; y también se realizan pruebas con motores de cohetes, entre otras labores.
“Queremos convertir esta infraestructura en un laboratorio tecnológico donde se puedan testar aquellas tecnologías que otros lugares no pueden acoger”, ha destacado Daniel Albalate, presidente de la empresa pública Aeroports de Catalunya, encargada de la gestión de Lleida-Alguaire y del aeropuerto de Andorra-La Seu d'Urgell.