TUI Fly requerirá la aprobación de sus trabajadores para entrar en el mercado de larga distancia

La aerolínea vacacional TUI Fly, que pertenece al grupo turístico TUI, planea lanzar sus propios vuelos de larga distancia a partir de noviembre de 2020. Lo cierto es que el Consejo de Supervisión del grupo turístico aprobó los planes correspondientes, para impulsar esta iniciativa, el pasado 27 de septiembre.

Según ha informado Touristik-Aktuell, TUI Group pretende así “entrar en el mercado de larga distancia con aviones modernos Boeing 787”. El movimiento de la compañía puede entenderse como una respuesta a la quiebra de su principal rival: Thomas Cook, pero también supone su rechazo a una posible fusión con Condor (aerolínea germana que pertenece a Cook, pero que ha sobrevivido a la quiebra).

El interés por Condor

Fritz Joussen, CEO de TUI, había hecho públicas sus intenciones de crear una gran aerolínea vacacional independiente, en la que se integrasen también las compañías de su grupo (TUI Airways, TUI Fly, TUI fly Belgium, TUI fly Netherlands y TUI fly Nordic). En esta línea, la gerencia de TUI Fly envió una misiva a los representantes de sus empleados, indicando que la compañía quería aprovechar las oportunidades del mercado, destacando Condor como la opción más interesante. 

Cabe destacar que Thomas Cook anunció a principios de año la venta de alguna de sus aerolíneas o de su división aérea al completo, aunque tras llegar a un acuerdo con el grupo chino Fosun International reculó.

Nuevo movimiento 

Con esta nueva estrategia, sin embargo, TUI espera mejoras en la financiación de las aeronaves, así como reducir sus costes. Su objetivo final es conducir a la compañía aérea hacia la rentabilidad de forma permanente. 

Por el momento se desconocen las rutas que ofrecerá, aunque se cree que se centrará en los destinos donde posee hoteles propios y aquellos que cuenten con grandes puertos de cruceros. 

No obstante, el grupo turístico no puede desarrollar el proyecto de "larga distancia" sin la aprobación de los trabajadores, por lo que, en boca de un miembro del Consejo de Supervisión, "todavía hay que taladrar una tabla gruesa".