La Copa Mundial de la FIFA se celebrará entre el 14 de junio y el 18 de julio de 2018 en Rusia. Con la posible llegada de un millón de visitantes aficionados al fútbol se erige como una gran oportunidad para impulsar al país como un destino turístico.

Por ello, todo debe funcionar de la manera correcta para ofrecer una buena impresión a los viajeros y potenciales prescriptores del lugar, ya que la competición llega en un momento en que el sector de la aviación ruso está en declive por las tensiones geopolíticas y el valor del rublo ha caído un 40%.

Con la apuesta del sector privado y el estatal por la mayor competición futbolística del mundo se pretende invertir esta tendencia. La inversión para infraestructuras que faciliten la llegada y la estancia de los aficionados alcanza los 10.000 millones de dólares. En ella se incluyen numerosos proyectos relacionados con los aeropuertos y el transporte.

El Aeropuerto de Sheremetyevo, en Moscú, ha renovado completamente su Terminal B y ha añadido una tercera pista, algo similar ha ocurrido con el Aeropuerto Domodedovo, que ha sumado una segunda.

El resto de ciudades que van a acoger las sedes del torneo también han hecho los deberes: Nizhny Novgorod, Kazan, Saransk, Volgogrado, Samara, San Petersburgo y Rostov del Don también han puesto a punto sus instalaciones aeroportuarias. Estas renovaciones forman parte de la estrategia del Estado para reconstruir 500 aeropuertos para 2030.