El gobierno de Marruecos está invirtiendo 1,88 mil millones de euros en un proyecto a gran escala que unirá a través de una línea de alta velocidad las ciudades de Tánger y Casablanca a partir de 2018. 

La nación norteafricana ya está probando las características de los TGV (Trenes de Gran Velocidad) franceses, que alcanzan una velocidad de 320 kilómetros por hora y que reducirán a dos horas el tiempo de viaje entre ambas ciudades. Con la implantación de esta conexión ferroviaria se espera aumentar el flujo de pasajeros entre las dos urbes de los tres a seis millones. 

La nueva conexión Tánger-Casablanca es parte de un paquete de infraestructuras que llevará a cabo el gobierno de la nación africana. No son los únicos planes: también planean la construcción de nuevos puertos para realzar la economía. No obstante, el objetivo final de esta construcción es enlazar Tánger con la región turística de Agadir.

Algunas voces se han alzado en contra de estas acciones. Critican el considerable gasto de dinero que suponen: Marruecos es un país pobre, la máxima prioridad debería ser la educación” ha señalado Omar Balafrej, parlamentario de izquierdas y líder de la campaña: “En cada diez metros de la ruta TGV debería haber al menos un colegio”. 

A largo plazo, en 2035, la ruta rápida entre Tanger, Rabat y Agadir se extenderá a Marrakech y se planea la creación de otra línea desde Rabat a Mequinez, Fez y Uchda