China está observando un nuevo fenómeno que no para de crecer durante los últimos tiempos: el denominado “turismo rojo”. Se trata de turistas, principalmente nacionales, a lo largo y ancho del país asiático visitando lugares vinculados al Partido Comunista y a sus líderes, actual y tradicionales. Este año, cuando se cumplen 100 años desde la fundación del partido, este tipo de viajes son los dominantes.

Entre los lugares que visitan estos “turistas rojos” hay gran variedad: desde antiguas sedes del Partido Comunista hasta las casas en las que vivió Mao Tse Tung.

El guía turístico Xing Qinqing ha declarado a la radio sueca Ekot que, si bien la mayoría de estos turistas son viejos miembros del partido, cada vez más se ven ciudadanos más jóvenes acudir a este tipo de visitas. Según Qinqing, los ingresos de los negocios de alrededor —como restaurantes, alojamientos e incluso buses turísticos— están aumentando considerablemente.
 


 

El “turismo rojo” cuenta con el apoyo del Gobierno chino, que lo incluyó en el plan turístico nacional en 2004. Desde entonces, el número de este tipo de viajes se ha multiplicado por diez y representa una décima parte del turismo en China, según las cifras del Ministerio de Cultura y Turismo del país asiático.

Para la profesora de historia y política moderna china de la Universidad de Oxford, Rana Mitter, el “turismo rojo” es solo una herramienta del Gobierno para tratar de aumentar la legitimidad política de su régimen. “Todo ello a través de una imagen unilateral de la historia, en la que los líderes del Partido comunista son los héroes”, explica la maestra.