El sarampión se ha convertido en una de las peores pesadillas de Estados Unidos este año. Nueva York, incluso, llegó a declarar hasta en dos ocasiones el estado de emergencia por esta epidemia. Ahora, han sido cinco aeropuertos estadounidenses los que han dado la voz de alarma entre sus pasajeros. 

Según ha informado Clarín, por lo menos 30 estados del país norteamericano han registrado brotes de este virus, que puede ser especialmente peligroso para los bebés y niños pequeños. Hasta el pasado junio se contabilizaron 1.000 afectados por esta dolencia.

Pese a las recomendaciones de las autoridades sanitarias, no han dejado de aparecer nuevos casos, entre los que se encuentran implicados cinco aeropuertos estadounidenses. Uno de ellos es el de Chicago O'Hare (Illinois), que recibió al menos un pasajero con sarampión hasta el pasado martes, 24 de diciembre. Por ello, el Departamento de Salud Pública local instó a todos los viajeros que pasaron por el aeródromo en los últimos 12 días a acudir al médico.  

Por su parte, el Aeropuerto Internacional de Los Ángeles (California) acogió al menos tres turistas extranjeros enfermos, quienes pasaron por las terminales 4 y 5 entre la mañana y el mediodía del 11 de diciembre. Otro aeródromo afectado es el Internacional Austin-Bergstrom (Texas), donde un viajero fue diagnosticado con la afección. El aeropuerto ya ha alertado a los diferentes enclaves que visitó el turista entre el 14 y 17 de diciembre. 

El Aeropuerto Internacional de Denver (Colorado) también recibió tres niños no vacunados y que presentaban los síntomas de la enfermedad. Estuvieron en la instalación el 11 de diciembre, luego fueron trasladados al Hospital Infantil local. Por último, un pasajero afectado transitó por el Aeropuerto Internacional de Richmond (Virginia) el 17 de diciembre. A posteriori, ingresó en el hospital.

Los primeros síntomas de esta enfermedad son fiebre, tos seca, catarro, dolor de garganta y ojos inflamados. La enfermedad puede manifestarse entre 7 y 18 días después de haber estado en contacto con el virus. Cabe destacar que el rechazo a las vacunas ha contribuido a la proliferación de esta dolencia, amenazando así a la salud pública.