El Titanic —en alusión a la industria de cruceros por todo el mundo, tanto de ríos como de océano— poco a poco se va recuperando.

Algunos, aun sabiendo del riesgo que asumían este 2021, han iniciado sus operativas y, aun valorando la posibilidad de que se volviesen a cerrar fronteras dada la delicada situación con subidas y bajadas en los números del Covid, se echaron al agua. Otros han quebrado literalmente y no volverán a navegar y un alto porcentaje del resto han sido pacientes a pesar de lo que económicamente supone tener la flota parada y se han preparado para arrancar en 2022.

Prácticamente 2 años de incertidumbre que ha tenido a miles de personas (trabajadores) con tiempo suficiente para pensar y analizar su situación personal de cara al futuro más inmediato.

En estos últimos meses he tenido la oportunidad de ver y hablar con colegas del sector (desde dentro de las agencias) sobre cuál es el panorama en cuanto a empleados se refiere y es verdaderamente dantesca.

La falta de mano de obra para volver a arrancar una nueva temporada es el principal reto para esta industria. Muchos se han tenido que buscar la vida durante el parón y no volverán a bordo, quizás porque si volviese a pasar algo similar, la situación de desamparo sería un punto y final a sus aspiraciones personales y prefieren desde tierra mantenerse vivos y con una garantía laboral, aunque también tenga ciertos riesgos.

Trabajadores de Royal Caribbean Foto Royal Caribbean

Trabajadores de Royal Caribbean Foto Royal Caribbean


Otros han tenido tiempo suficiente para valorar la merma en la calidad de vida que supone estar a bordo de ciertos cruceros, meses y meses durante una temporada sin familia, ni amigos y prácticamente presos en 4 paredes para poder disfrutar de 30 días de vacaciones al año y así temporada tras temporada.

Por otro lado, los que, sí quieren embarcarse y nunca lo hicieron antes, pero ven una salida a su situación actual, carecen de los cursos obligatorios homologados que requiere la industria —especialmente en océano— y que supone una aportación económica inicial para obtenerlos. Y, por supuesto, tener un conocimiento del idioma a bordo, el inglés, que hace que queden descartados por falta del mismo. 

Lo que si está claro es que el turismo de cruceros para 2022/23 está en auge de nuevo y siguiendo esta positividad, la industria trata de mantener su cuota de mercado con estrategias varias que puedan fortalecer y obtener esa garantía para los próximos años ofreciendo: seguridad tras la pandemia, viajes multigeneracionales para las familias a precios acordes al contexto económico actual, ofertas de entretenimiento destinadas a los sectores varios que definen la clientela, innovación y actualización a través de la tecnología y una feroz competencia en cuanto a precios y descuentos se refiere que nunca antes, sin la pandemia de por medio, se hubiesen planteado tan seriamente.
 


 

 No cabe duda que esta industria es un potencial aliado para algunos destinos en sus economías —a través de las excursiones y puertos— y quizás por ello se les hace un llamamiento especial con planes específicos en ciertos destinos e itinerarios nuevos a explorar por parte de las navieras en las que todos salen beneficiados, proporcionando mejores infraestructuras mejorando los accesos por carretera a los puertos lo que se convierte en ahorro en desplazamientos aéreos, tanto para cruceros costeros como para fluviales.

Todos los vinculados directa o indirectamente a este sector son optimistas en cuanto a ocupación se refiere, a pesar de que ninguno tiene inmunidad a cualquier nuevo imprevisto, sanitario, político o social; pero en cualquier caso, salvar los márgenes de operación y rentabilidad es vital para volver a navegar con tranquilidad empresarial, no sin pasar por alto cuestiones no menos importantes como una responsabilidad ética con sus trabajadores (calidad de vida a bordo), protocolos medioambientales, seguridad, calidad y sostenibilidad entre otros. 
 

Pasajeros desembarcando de un cruceros

Pasajeros desembarcando de cruceros

 

Bajo mi punto de vista hay 3 factores fundamentales que van a marcar la competitividad en este sector en los próximos años.

1. La seguridad. Evidentemente con todo lo que esa palabra abarca.

Sostenibilidad medioambiental y calidad de vida de la tripulación. Este último apunte a través de rotaciones en concordancia con la vida personal y familiar de estos, con “bonus” anuales, los cuales no siempre tienen que estar vinculados a lo económico, también el ocio familiar puede ser un “bonus” a tener en cuenta al finalizar la temporada. Acceso a restaurantes con precios especiales, especialmente en grandes cruceros, al ocio y gimnasios, etc. y por supuesto sueldos y contratos dignos que compense el esfuerzo que muchos hacen abandonando sus hogares largas temporadas. El barco sin tripulación no navega o se hace un reclamo atractivo para ellos o se quedarán solo quienes sepan gestionar correctamente este factor de importancia 10 sobre 10.

2. La gastronomía. Donde los altos cargos, desde Culinary Director, Corporate Chefs y plantillas tienen una responsabilidad vital para crear nuevas experiencias al margen de lo establecido.

Muchas compañías han sido reacias a modificar estándares y procedimientos gastronómicos durante muchos años alegando que habían llegado al tope, que todo estaba como tenía que estar y que funcionaba correctamente sin tener que pensar nada más al respecto, pero llegó el Covid y les obligó a pensar de nuevo y cambiar de manera automática e inmediata dichos procedimientos en concordancia a la situación de pandemia, pues bien, manteniendo lo establecido, creo que la gastronomía va a ser en los próximos años el factor determinante para diferenciarse de la competencia y más teniendo en cuenta que un 75% de la jornada de un turista a bordo está vinculada a esta palabra. 

3. Cruise Director. Es la figura a quien todo el mundo acude, que satisface y despeja dudas, es el mago de la lámpara maravillosa, es quien te acompaña a las excursiones, te recomienda, te da los buenos días con una sonrisa de oreja a oreja al despertar y las buenas noches cuando vuelves al camarote, es la persona que más contacto tiene con el cliente, quien sabe detectar sus más inmediatas necesidades, gustos y quien atiende las sugerencias con empatía. Esta figura tiene que seguir siendo el alma de los cruceros e incentivar más si cabe su trabajo, ya que es una herramienta viva para saber enfrentar toda clase de imprevistos y nuevas experiencias como hilo conductor hacia otros departamentos. Incrementar el número en esta posición no es ninguna locura o ayudantes de estos con tareas específicas en busca de la máxima satisfacción puede ser un detonante positivo al final de cualquier crucero y que el porcentaje de repetidores se vea beneficiado en el futuro.

Poco a poco todo va volviendo a su sitio, pero es importante y tener claro que la competencia es cada día más feroz, no basta con hacer bien lo que siempre se ha hecho, hay que diferenciarse del resto si no queremos quedarnos atrás.

 

Víctor Rocha López es Corporate Chef F&B Culinary trainer. Autor del libro 'El humo que todo lo quema'.