La dotación para Turismo en el proyecto de presupuestos para este año sufre una disminución del 3,2%, de los 330 millones de euros del año pasado hasta una cifra menor a los 320 millones. Todo el recorte se ha efectuado en la dotación de Turespaña, concretamente en el Plan de marketing, que pasa de 28,8 millones a 20,6. Con esa dotación se tienen que llevar a cabo las campañas de promoción turística de España en todo el mundo. Alguna comunidad autónoma como Andalucía cuenta con dotaciones superiores.

Recordemos que ni la Secretaría de Estado de Turismo ni Turespaña tienen competencias en materia de turismo, pues estas han sido otorgadas a las diferentes comunidades en sus respectivos Estatutos. Ejercen funciones, especialmente en materia de promoción internacional por el interés común de contar con una promoción de España como destino turístico y acogiéndose al artículo 151 de la Constitución que entrega a la Administración Central la competencia en materia de planificación económica general.

Desde hace ya algunos años, las dotaciones para turismo han ido reduciéndose debido a un menor interés del Gobierno en la actuación estatal o por el convencimiento de que las actuaciones internacionales de las comunidades autónomas y de los ayuntamientos cubren la mayor parte de las necesidades de promoción.

El presupuesto total de Turespaña se reduce de 91 a 81 millones. Estos incluyen desde sueldos de funcionarios y contratados, al mantenimiento de las 32 Oficinas de Turismo y de todas las actividades que realizan, la participación en ferias y el señalado plan de mercadotecnia. De este presupuesto, hay que restar los 16 millones destinados a adquisición y mantenimiento de inmuebles dedicados a Paradores y un 1,5 millones para pagar las estadísticas que realiza el INE.

El grueso del presupuesto, los restantes 240 millones, se reservan para la Secretaría de Turismo, que destina para su propio funcionamiento una mínima cantidad y dedica el resto a transferirlo a las CC.AA., entidades locales y empresas y, sobre todo, el 70%, 221 millones, a los llamados activos financieros, o sea préstamos subvencionados que deberían ser retornados.

De los 8,5 millones de transferencias, 7 van a parar a Canarias, de donde puede proceder algún apoyo parlamentario para el Gobierno, y de donde es originaria la Secretaria de Estado, y 500.000 a la Mancomunidad de Municipios de la Costa del Sol Occidental, controlada por el Partido Popular. Los préstamos son para jóvenes emprendedores, para internacionalización de las empresas turísticas y para las escuelas de hostelería.

Pero quizás lo más interesante es la financiación directa de SEGITTUR, empresa pública para la gestión del conocimiento turístico, con seis millones de euros para que realice las actuaciones que deberían ser propias de la Secretaria de Estado, como la gestión del portal Spain.info o el seguimiento y control de algunos de los programas de préstamos para los jóvenes emprendedores  como Emprendetur.

Hay muy poca información sobre la evaluación, gestión, control y devolución de esos préstamos  y la poca que hay, no resulta muy alentadora. Se evitan así, en parte, las trabas a la actuación directa de la Administración y se incrementa el número de empleados públicos, de tal manera que, a día de hoy, la Secretaria de Turismo y los organismos que dependen de ella que, repito, carecen de competencias, tienen más empleados de los que tenían en 1982, cuando ejercía competencias plenas en el conjunto del territorio nacional. La ultima renuncia ha sido la de gestionar y controlar las estadísticas de turismo, función que ha sido traspasada al Instituto Nacional de Estadística.

Sin competencias, con poco presupuesto, que además gestionan otros, pero con mucho personal, la Secretaria de Turismo se ha convertido en un viejo elefante que va ya buscando el lugar del reposo final.

Quizás haya llegado la hora de cambiar el modelo, convertir a Turespaña en un verdadero Instituto de Promoción Internacional de Turismo obligado a aumentar su financiación con socios operativos públicos y privados, limpiar la Secretaria de Turismo de todo lo innecesario, la mayor parte, y convertirla en un organismo mucho más delgado pero poderoso políticamente, sin compartir Ministerio con otros sectores, que pudiera dedicarse a liderar al sector y a las Comunidades Autónomas para la modernización permanente de la oferta, la regulación uniforme de las nuevas actividades y para influir en los ministerios de Fomento, Interior, Exteriores, y otros que tienen competencias que afectan al sector para que de verdad consideren al turismo una prioridad nacional.