Opinión
Cambios de hora y populismo temerario
El horario de invierno permanente restaría a la Península española una hora de luz por la tarde en su temporada alta de verano, justamente una hora muy productiva desde el punto de vista turístico
En estas fechas de octubre, a pocos días del cambio de horario de invierno, es normal que muchos tengamos el deseo de que la hora no cambie y así poder quedarnos con esas tardes más largas. Y son justo en estos días en los que aparece algún “mensaje empatizador”, pero en el fondo altamente demagógico, como el de nuestro Presidente del Gobierno: Cambiar la hora dos veces al año ya no tiene sentido.
Si bien con el mensaje alude a la votación de la UE en el 2018 sobre la supresión de los cambios de hora, no se pronuncia sobre qué horario quiere mantener como permanente, si el de verano o el de invierno. La fecha del mensaje, en la misma semana del cambio de hora de invierno, sugiere que quizás se refiera a mantener el horario de verano, pero el Presidente tendría que saber por sus asesores técnicos que, de optar por un horario permanente, este solo podría ser el de invierno.
Una de las razones es porque no cambiar la hora el próximo domingo supondría una salida del sol en diciembre después de las 9:00 horas de la mañana en ciudades como Madrid y Barcelona (y en Galicia sobre las 10:00), que obviamente sería muy tarde para la actividad económica (ver en este blog: Cambio de hora: ¿lo dejamos como está?). Recordemos, en este contexto, que todos los países que quisieron mantener su horario de verano fracasaron y tuvieron que rectificar (Chile 2015, Rusia 2011, Reino Unido 1968, Portugal 1967), salvándose solo los de una latitud grande (por ejemplo, Alaska).
Además, podría ser discutible dar por representativa la votación europea de agosto del 2018, pues conviene recordar que solo participó un 0,89% de la población europea, siendo los españoles de los menos participativos (0,19% de su población). El resultado fue claro: un 84% de esos votantes europeos y un 93% de la muestra española se mostraron a favor de suprimir el cambio de hora (ver: Canarias ante los cambios de hora). No obstante, los votantes no disponían de más información técnica y la inmensa mayoría de ellos votaron a favor pensando en congelar el horario de verano. ¿Habrían votado así los europeos si hubiesen sabido que ello no es posible? Pues claro que no. Estamos ante la misma situación de desinformación que en el Brexit (ver post: Fin del cambio de hora a lo Brexit).
Por otro lado, el ahorro energético al que alude el Presidente hace tiempo que se ha descartado como motivo de los cambios de hora, predominando ahora exclusivamente la optimización de los ritmos circadianos como eje sobre el que rota la decisión que se vaya a tomar. En este contexto, para entender bien la problemática, hay que diferenciar bien entre las tres cuestiones clave:
1. ¿El horario permanente sería bueno para población y turismo?
Los defensores del horario fijo se basan a menudo en estudios sobre cuestiones de salud en los días posteriores al cambio (alteraciones del sueño, etc.), pero también encontramos expertos que argumentan lo contrario, es decir, que las alteraciones por un cambio de hora no serían mayores que cualquier jet-lag por un viaje entre franjas de horarios diferentes o una simple fiesta nocturna prolongada. No hay, por tanto, un consenso científico sobre supuestas ventajas para la salud de una supresión del cambio.
Por otro lado, hay expertos que defienden para España mantener los dos cambios de hora, tal y como están, como los físicos José Martín-Olla y Jorge Mira, que sostienen que “los dos cambios de hora son una adaptación natural a una realidad”. En una entrevista de ayer mismo, José Martín-Olla vuelve a justificar la necesidad de los dos cambios anuales: “el cambio de hora es una especie de compromiso, funciona como un amortiguador social”.
Si, además de los ritmos circadianos, consideramos la condición de España de "país turístico" y que el horario de invierno permanente restaría a la Península española una hora de luz por la tarde en su temporada alta de verano, justamente una hora muy productiva desde el punto de vista turístico, podríamos cuestionar seriamente la supresión de los cambios de hora (ver la argumentación completa en: Cambio de hora: ¿lo dejamos como está?).
1ª Conclusión: El horario permanente no sería ventajoso para España, ni el permanente de invierno, ni el de verano (este último es absolutamente inviable). Lo ideal es continuar con dos cambios de hora al año.
Cambio de hora de otoño
2. ¿Y si, además de la supresión de los cambios, España volviese a su “horario natural”?
Es muy importante no confundir la supresión del cambio de hora (punto anterior) con una posible vuelta de España a su “horario natural”. Aquí, de forma condensada, las razones históricas de ese desvío de su horario: En 1942 España, Inglaterra y Portugal adaptaron su horario al de Berlín por causas militares. Después de la guerra mundial, Inglaterra y Portugal volvieron a sus horarios, mientras España se mantuvo en el horario de Alemania. Canarias quedó excluida del cambio durante la guerra, de ahí la diferencia horaria desde entonces con la Península (ver más aquí).
En principio, la vuelta de España a su horario original quedó descartada en marzo del 2019, después de que la Comisión de expertos para el cambio de hora del Gobierno español concluyera que “España mantendrá su actual huso horario”. Durante los últimos años hay argumentos económicos que podrían sostener esta decisión, como el actual alejamiento del Reino Unido de la UE, que podría hacer más interesante para España permanecer en el huso de Alemania, Francia e Italia que volver al de Portugal e Inglaterra.
Además, es muy improbable que se den los dos fenómenos a la vez (supresión del cambio de hora + vuelta al horario natural), pues España retrasaría su horario solar en dos horas en verano, lo cual podría ser mucho de una vez, considerando su estatus de “país turístico”.
Sea como fuere, cualquier medida encaminada a reducir los trastornos de sueño y de conciliación familiar debe ir acompañada de un cambio de hábitos, condicionados por un imprescindible adelanto de los «prime time» en, al menos, una hora (de las 22:30 a las 21:30 hora peninsular; recordemos que en Alemania, con el mismo horario que la Península, el prime time está a las 20:15). Es decir, se pueden llevar a cabo medidas conciliadoras sin tener que cambiar el horario.
2ª Conclusión: Hay argumentos económicos que podrían sugerir NO VOLVER AL HORARIO NATURAL, como el hecho de que podría ser más interesante para España permanecer en el huso de Alemania, Francia e Italia y también el no perder una hora de sol en las tardes del verano, máxime si se acumulara la medida con la supresión del cambio de hora, en cuyo caso sería perder dos horas de sol por la tarde en verano.
Zonas horarias de la UE. Si bien Canarias se encuentra geográficamente en la franja “GMT 1”
3. En caso de la (improbable) vuelta al “horario natural” de la Península, ¿qué pasaría con Canarias?
En tal caso, Canarias perdería la hora de diferencia. ¡El tener una hora unificada en un país siempre es una ventaja! La única desventaja de la hipotética fusión de horarios, si no fuese acompañada de un cambio de costumbres, significaría para Canarias tener que adaptarse a los horarios televisivos peninsulares sin tener ningún cambio de horario solar, lo cual sería actuar justo en contra de la mejora del ritmo biológico. Por ello, en dicho caso sería deseable que la Península aprovechase ese cambio para adelantar el prime time (ver punto 2 anterior).
Recordemos que cuando se propuso en 2013 que España vuelva a su horario natural, igualando así el horario canario, el Ejecutivo canario respondió que, en tal caso, también Canarias atrasaría su horario en una hora con el fin de mantener la promoción diaria de los telediarios con la coletilla del “una hora menos en Canarias” y argumentando que la hora de diferencia formaría parte de la «identidad canaria», algo que repitió el siguiente Presidente canario en 2018 y su mismo partido político (nacionalista) en el día de ayer. El argumento de la coletilla de los telediarios es, obviamente, un discurso populista sin fondo científico. Los peninsulares no necesitan la mención en los telediarios para acordarse de que existimos. No obstante, veamos las hipotéticas consecuencias de una migración horaria a la franja GMT-1:
¿Qué significaría para Canarias retrasar otra hora?
¡Tendría unas desventajas enormes y letales para el turismo! Canarias no solo se situaría a una hora del mercado principal Reino Unido, dos horas de mercados tan importantes como Alemania y Suecia o tres horas de mercados como Finlandia y los países bálticos, sino que sufriría unos cambios de horario solar que afectarían gravemente la actividad turística y el biorritmo de la población local. Además, el GMT-1 es un horario actualmente inexistente en la UE, por lo que habría que “inventar” un cuarto huso horario especialmente para el Archipiélago canario, con la consecuencia de que nos alejaría una hora más de los principales mercados emisores de turismo. El auto-aislarse intencionadamente en la franja GMT-1, solo para ser mencionados en un telediario, no puede formar parte de la “identidad” de ninguna región. (Ver más detalles de este escenario en los post: Canarias ante los cambios de hora (2018) y ¿Otra hora menos en Canarias? (2013).
3ª Conclusión: En ningún caso, bajo ninguna circunstancia, Canarias debería atrasar voluntariamente su horario solo para mantener la diferencia horaria con la Península.
En definitiva, hay argumentos que sugieren que sería recomendable mantener los dos cambios de hora anuales y para España mantenerse en su actual huso horario. Si, aún sí, se produjese la fusión horaria entre Canarias y la Península, desde el punto de vista económico-turístico y de bienestar del residente, en ningún caso se ve recomendable para Canarias cambiar voluntariamente su horario solo para mantener esa diferencia con la Península.
*Artículo publicado originalmente en el blog de Antonio Garzón, fundador y gerente de Nutrihotel (nutrihotel.com).
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