Cetursa, la empresa pública gestora de la estación de esquí de Sierra Nevada, ha presentado su plan estratégico hasta el año 2030 con el que la Junta de Andalucía, propietaria mayoritaria de la sociedad, junto con el Ayuntamiento de Monachil y el área metropolitana de Granada pretenden darle un nuevo impulso.

Desde el comienzo, el informe se pone la venda antes de la herida, al resaltar el carácter público de la entidad gestora, lo que, al parecer, conlleva dar prioridad a la rentabilidad social, algo con lo que no todo el mundo estaría de acuerdo, puesto que esa función corresponde a las administraciones con el dinero obtenido de los impuestos. Un socialdemócrata escandinavo diría que la empresa debe ganar dinero y pagar sus impuestos y esos impuestos deben ser usados para atender a las necesidades de los menos favorecidos.

Sierra Nevada es una estación peculiar, no solo por ser la más meridional de las europeas y una de las situadas a mayor altura, sino por encontrarse en un entorno ajeno al mundo del esquí. No está integrada en un valle, sino en un espacio autónomo. Se parece más a algunas estaciones de Colorado que a las europeas. En sus inicios fue una aventura, nunca mejor dicho, privada, pero como en la mayor parte de las estaciones españolas, los fundadores no pudieron afrontar las deudas y al tiempo realizar las inversiones necesarias, por lo que terminó en manos de un consorcio público liderado por la Junta de Andalucía. Al principio no se tomó en serio su función, pero con el paso del tiempo, le ha tomado gusto a disponer de esa propiedad. Tras años de abandono, hace ya tiempo que personas conocedoras de ese mundo se hicieron cargo de la empresa que han gestionado de manera profesional. La estabilidad se nota. Con el cambio en la administración andaluza han renovado la presidencia y parte del consejo, pero parece que eso no afecta negativamente a la gestión diaria. Desde luego es extraño que Cetursa esté presidida por una consejera de la Junta de Andalucía. Diferentes auditorias han pedido que se lleve a cabo un proceso de privatización, aunque sea parcial, pero parece que cuesta soltar la ‘joyita’. El plan estratégico aborda este asunto al proponer la colaboración público-privada.
 

Foto: Sierra Nevada

Foto: Sierra Nevada

Sierra Nevada es una estación pequeña en términos internacionales. 110 kilómetros esquiables, distribuidos en 131 pistas con el mayor desnivel esquiable de España: 1.200 metros. Debido a las especiales condiciones climatológicas, no es habitual que todas las pistas estén abiertas al mismo tiempo, pero el buen mantenimiento de estas optimiza su uso. En primavera las horas centrales del día son las ideales para esquiar.

Las precipitaciones están concentradas en unos cuantos días durante la temporada y el sol brilla durante el resto. Hay días, pocos, en los que los remontes tienen que cerrar, normalmente solo unas horas, a causa del viento.

El plan identifica correctamente las debilidades, que están ahí desde el comienzo y que no han mejorado con las sucesivas ampliaciones: atascos en la carretera de acceso, una única calle que además no está preparada para que puedan transitar adecuadamente los esquiadores con sus equipos; poco transporte público y automóviles mal aparcados en cualquier lugar. Los clientes se quejan de la saturación, pero repiten. Algunos remontes antiguos limitan la fluidez y distribución de los esquiadores por las diferentes áreas.

Las soluciones que plantea el estudio tienen siempre limitaciones derivadas de la protección del entorno. Pasan por mejorar el aparcamiento en la zona urbana, transporte público y renovación de algunos remontes en el área esquiable.

Estas mejoras son imprescindibles, si quieren que la propuesta de ampliación en un 15 % de la capacidad alojativa y de parking pueda llevarse a cabo. Alguna de las propuestas como la instalación de placas fotovoltaicas y puntos de recarga para vehículos eléctricos ya deberían estar instalándose.

El resultado supondría una notable mejora. La oferta alojativa seguiría siendo de 3 y 4 estrellas, con un buen número de apartamentos —que es el producto más demandado por los clientes— y un par de pequeños hoteles de 5 estrellas. También incluye un nuevo aparcamiento para 100 autocaravanas.

Foto: Sierra Nevada

Foto: Sierra Nevada

Estas reformas podrían facilitar la diversificación de la demanda. Actualmente, la inmensa mayoría de los visitantes son esquiadores —no siempre es así en otras estaciones— y los ingresos proceden de la venta de” forfaits”.

La mejora tecnológica ha permitido que el sistema, el sistema de precios fijos por temporada: baja, media y alta, haya sido sustituido por el de precios variables, que depende de varios factores como la demanda de esquí y de alojamiento. Los precios varían entre los 46 y los 60 euros. Existen varios descuentos según canal de reserva y anticipación. 

Además del Centro de Alto Rendimiento del Centro Superior de Deportes, sin consecuencias turísticas, en verano se puede visitar el Observatorio astronómico de Sierra Nevada.

La estación está abierta 5 meses al año. En los otros 7 no se comercializan suficientes atractivos y en consecuencia no hay clientes.

Se pueden realizar algunas actividades como distintas rutas de senderismo, visita a las Alpujarras, Trévelez, barranquismo. Algunas de ellas se inician desde Granada por proximidad. Precisamente la proximidad a una ciudad tan atractiva y de fácil acceso cuando la carretera está limpia de nieve y con tráfico moderado es al mismo tiempo un activo y una dificultad para comercializar las habitaciones de la sierra.

El futuro de Sierra Nevada pasa por la diferenciación frente a otras estaciones que reúnen mejores condiciones. Su propuesta de venta única pasaría por organizar los mejores cursillos para principiantes, pero no solo para ellos y no solo para esquiadores, sino también para surferos, raquetas, telemark, esquí de travesía…

Todo esto más un gran centro de entrenamiento en altura, similar al del CSD, pero para deportes de invierno, sobre nieve o sobre hielo, colocaría a Sierra Nevada en el mapa mundial de estas actividades.

 

*Ignacio Vasallo es director de Relaciones Internacionales de la Federación de Periodistas y Escritores de Turismo (FEPET).